Aún

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Aún no llego a su mesa
y para mí el pan no alcanza.
Se me niegan los melindres
y las ubres de las vacas,
! y mi boquita tan sólo
se llena con una pasa!
No cabe ya el hambre mía
en su plato del mañana.
Las delicias de su pecho
no quieren saciar mis ganas.
Su pan comerá ella sola,
después de quebrar mis alas.

Dios, impide que ella pueda
quebrar mis dos pobres alas!

Aún no llego a su cuarto
y no quepo en su ancha cama.
Me esquivan los edredones
y lo tibio de las mantas,
! y mi cuerpito tan sólo
ocupa un huevo de ánsar!
No podré ser el motivo
de sus noches desveladas.
El rescoldo de su pecho
no quiere encender mi espalda.
Su lecho será más amplio
si descuaja mi esperanza.

Dios, impide que ella pueda
descuajar mis esperanzas!

Que tu ángel la detenga
por su senda tan malvada;
que su pan se multiplique
y sus peces y sus tartas,
que sea su lecho infinito
e infinita su almohada,
para que no halle excusas
que me arranquen de su entraña
y que de enero a septiembre
se me prolongue mi estancia.
Prometeré siempre dormirme
con tan sólo quince nanas.

Dios, impide que ella pueda
negarme el ancho mañana!

El consuelo de Dios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora