00 "Como diciembre"

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La devoción que las personas siente cuando está a punto de llegar a diciembre, aquellas fechas tan buenas, malas, quién sabe, depende de la persona, pero lo que sí está claro es aquel frío estremecedor que te hace congelar las manos, sientes un cosquilleo en las piernas, no puedes mover los dedos y tu cuerpo te pesa de una forma tan estremecedora. Los labios te arden y cada momento quieres estar tirado en la cama sin hacer nada.

Pues aquel sentimiento no era muy alejado a la realidad de el corazón roto. Es lo mismo, el mismo sentimiento y las mismas ganas de hacer las cosas, la única diferencia era que no estaba en diciembre y en realidad estaba muy alejado de ese día.

Hoy te voy a narrar esta historia tan corta pero que a los ojos de un amor tan bueno, tan taciturno a la vez fue lo mejor del mundo, juro que esta vez tendrá un buen final pues después de Diciembre llega marzo y es mucho más cálido.

Comenzó como un juego, después de un tiempo terminó siendo él quien perdió su propio juego. Kimhan, hombre tan terco, fue un día temeroso donde la luna temblaba cuando decidió hacer aquella desgracia de la vida para alejar a la persona que amaba de su corazón pues desafortunadamente nunca supo manejar aquellas pobres emociones de amor.

Nunca recibió amor y a la primera muestra de afecto se siente tan querido que simplemente colapsó al no saber manejar sus emociones como debían de serlo.

Ahora pasaron tres años desde aquel acontecimiento. kim vive su vida como siempre, pero en su mentecilla siempre existe aquel espacio que le obliga a recordar el pasado... Se ahoga en el trabajo para no pensar en nada más y por último, no asoma la cabeza jamás hacia las puertas del amor.

Kim sabe aquello... lo sabe tanto como si lo llevara tatuado en la piel y es un recordatorio que probablemente el karma dejó ahí para él. Kim no mira a nadie más, cada día piensa en la misma persona, sus ojos se han guardado para mirar por el resto de su vida a la misma persona que tanto anhela su gran corazón sin espacio vacío para el menor.

Mientras tanto, en otro lugar, se encontraba el pequeño Porchay, sonriéndole a una cámara pues se acababa de graduar de la universidad. Sus amigos mostraban una gran sonrisa, su hermano le tomaba una foto mientras cargaba dos bolsas de regalo a los lados y del otro lado estaba su cuñado quien cada que miraba no podía evitar recordar a su primer amor que aun no olvidaba del todo pues después de todo le dejó una gran heridas que aun no terminaba de sanar del todo bien, todavía seguir las puntadas solo que no había sido lo suficientemente valiente como para quitar los puntos y dejar que termine de sanar.

Cada noche pensaba en él. Rezaba para no soñarlo, rezaba para no pensarlo más pero al final, su mente terminaba traicionándolo de la peor manera.

Odio este corazón
que a la desgracia me ha llevado
,por favor, te lo ruego, 
vuelve y el dolor jamás volverá, 
perdoname la boca, 
perdóname el dolor de mi mente... 

Perdoname que hace años un niño fui,
lamento la perdida y la cicatriz,
dentro de mi mente vives,
pero fuera no lo sé.

Porchay escuchaba esa canción que hace un año había sacado de Wik, no era tan estúpido para saber que aquella canción fue dedicada a su persona.

Lamentablemente, por tantas canciones que le dedique, ninguna es lo suficiente para perdonarlo por esa inseguridad en él.

Peor el momento en que lo recordó, porque su sonrisa fue decayendo dejando en su lugar la sonrisa de una mirada perdida entre las sombras de su mente.

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Esta es una historia corta de nueve capítulos, contando el epilogo, las actualizaciones serán dos por semana, dependiendo la cantidad de personas que lo lean.

The Other Man - KimChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora