05 "El otro hombre"

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Los conflictos pasaban de una a otra esquina, interponiéndose en sus vidas diarias a tal punto de dormir sin soñar. Que tristeza, que sus vidas fueran una condena.

Aquella noche tan especial, donde Porchay recargaba su espalda en el torso de Kim, sintiendo sus caricias en su cabello, aquellas caricias que le arrugaba el corazón, lamentablemente, ya no sabe si de tristeza o de felicidad.

No, no sabes, ni yo se, cual era la tristeza tan grande de cuando Porchay se encontraba a Kim de la mano con el otro hombre, esa tristeza le inundaba el cuerpo de lágrimas pues sabía entre toda la gente que él siempre sería el otro hombre, el hombre que no puede verse así de libre…

Mientras que su novio oficial podría darse la libertad de tomarle de la mano e incluso besarse en público pero él… él solo se podía dar la libertad de mirarlo de reojo cuando casualmente se encontraban en la calle.

Tal vez fue por eso que un día el susodicho llegó a un colapso mental, entendiendo que nunca podría ser como él y que mitras ese contrato existiese entre Kim y su novio, ellos no podían salir de una forma más sería.

—Esto debe terminar. —habló con firmeza Porchay mientras se levantaba de golpe. Kim lo miró rápidamente con el ceño fruncido y la boca ligeramente abierta, en una mirada de confusión que le paraliza el cuerpo.

—Chay… No, por favor, no. —suplicó con su voz llena de tristeza apenas cobró conciencia de las palabras que acababa de decir Porchay.

—No puedo vivir así, lo lamento pero será mejor que esta sea la última vez que nos veamos. —Ahora Porchay sintió una punzada en el pecho, solo que esta  vez supo que nunca fue de amor sino de tristeza.

—Pero… lo hablamos ¿recuerdas? tú mismo dijiste que estaba bien, que mientras yo no sintiera nada por él… —sollozaba con la voz cortada. —Dijiste… que me enamorara de ti una y otra vez, lo he hecho. ¿No soy suficiente para ti?

Aquel momento fue tan aterrador pues Porchay jamás se imaginó que Kim le suplicaria a él por estar a su lado, se dio cuenta de que Kim tenía aquel lado tan manipulable, sin embargo, era más fácil de manipular que el que Kim te manipulara a ti, solo había necesidad de encontrar su punto frágil y Porchay era eso.

—No digas eso, P’Kim, eras todo… pero ahora no puedo estar contigo, el día en que ese contrato termine, buscame, que seguramente aún estaré por ahí. Porque yo no puedo vivir así, yo no puedo vivir siendo el otro hombre a quien si descubren todos odiaran.

—No digas eso… sabes que para mí no es así. —sostuvo sus manos con firmeza, llevando las dos hacia sus hombros esperando que este reaccionara a su tacto, esperando que abriera los ojos y encontrará que todo había sido una pesadilla de esas donde despiertas y suspiras del alivió que sientes al darte cuenta que todo era un sueño —Chay, siempre fuiste tú, lo eres y ni en un millón de años permitiré que algo como eso me arrebate a ti de nuevo.

—El día en el que casualmente se filtre una imagen del los dos por el internet… —bajó la mirada y junto con ella sus manos quienes por el momento se habían mantenido sujetas a los hombros de Kim —todo será un desastre, arruinara tu carrera como cantante y a mí mi dignidad como persona.

—Eso no pasará, mira, podemos esperar, por favor, esperame un año más, solo uno, es lo que me falta para terminar el contrato, después de eso podré anunciar públicamente mi relación contigo.

Porchay no tuvo corazón para decir una palabra más así que se dejó llevar por la caricia que recibió en sus labios. Un beso salado que le hizo caer en cuenta que estaba llorando. Un beso que le partió el corazón en dos mitades exactas. Un beso que le hizo perder la cordura. Sin duda, Porchay lo amaba más de lo que podía resistir a sus palabras.

The Other Man - KimChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora