Un flash, seguido de otro y luego otro; por unos segundos lo único que logran apreciar sus ojos es el cegador destello de cientos de cámaras, una luz intensa y dura.
La sangre se le hiela en las venas y el corazón le da tal vuelco en el pecho que casi siente que irá a acabar en el medio de la sala.
¨—No se debe intentar expresar nuestras emociones. Los gestos revelan si estás ansiosa —escucha reiterar a su institutriz en un tono impostado— Siempre deberás proyectar calma y seguridad, bajo cualquier circunstancia¨.
Un pensamiento hace que la garganta se le apriete.
—¿Están enamorados? —preguntó uno de los muchos periodistas, y los flash se detuvieron por un instante mientras las miradas expectantes caían sobre ellos, esperando una respuesta.
Ella intentó emitir al menos un sonido, pero aquello parecía como si le hubieran arrancado las cuerdas vocales.
—¡Por supuesto!
Se pronunció Edwards con una amplia sonrisa, depositando un pequeño beso en el dorso de la mano de Lucy.
—¿Adoptara la nacionalidad danesa?
El calor recorrió su rostro y su estómago se retorció con miedo antes de responder.
—¿Si? Si —respondió, sonriente.
—¿Cómo se conocieron?
—En la semana de la moda en París —respondió él—. Pero eso ustedes ya lo saben —bromeó, con una encantadora sonrisa
—¿Cuándo será la boda?
—Porque tanta prisa, apenas ha aceptado casarse conmigo
—respondió de manera cómica, lo que logró que varias carcajadas resonaran en la sala—. Sin embargo, si por mi fuera, sería manaña mismo.—¿Qué podría decir al respecto, sobre esas personas que dicen que esto no es más que marketing de parte de la familia real?
—A esas personas, realmente, les deseo que encuentren el amor
—expresó en un tono bondadoso, girando la cabeza por unos segundos y clavando sus brillantes ojos en los de ella.—Su compromiso abrirá los lazos hacia una unión más presente con Estados U…
Antes de que aquel periodista terminara la pregunta, fue interrumpido bruscamente por otro.
—¿Su madre asistirá a la boda, señorita Andrews? ¿Podría usted compartir la razón de por qué se encuentra en un hospicio? ¿Acaso está mal de salud? ¿Cómo es la relación entre ambas?
Los ojos se le ancharon y miró directamente hacia la cámara. Y nueva vez los flash la cegaron, comenzando a surgir en todas las direcciones. El miedo penetró bajo su piel, recorrió su espalda y le apretó el estómago con un puño de hierro.
—¿Hospicio? ¿Mi madre? —murmuró muy bajo en un tono débil, automáticamente miro a Edwards por unos breves segundos y retomó su estado inicial. Neutral y cálido.
La cabeza le zumbaba como si alguien le hubiera golpeado, pero no tenía permitido hacer ningún gesto que demostrara su descomposición en ese momento. Un revoltijo de preguntas y pensamientos permaneció en toda la entrevista acompañado de un dolor en el pecho.
«No, no es más que una mentira descarada».
Pensó ella para sí misma, bien conocía los medios y lo que podían llegar hacer para obtener una primicia, por supuesto que mentir era poco para la manera desleal que se mueve allí.
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La Cenicienta de Queens (Por Editar)
RomanceLucy Andrews es el epítome de la dulzura en el caos de Nueva York, una joven cuya vida transcurre entre el amor inquebrantable por su prometido y la cotidianidad compartida con dos compañeras de piso tan dispares como el día y la noche. En un aparta...