Prólogo

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Un día más en este lindo y tan agradable vecindario, todos los vecinos salían a hacer sus rutinas diarias e cotidianas, nada nuevo en Welcome home.

Para howdy otro día más de recibir con una gran sonrisa a sus queridos vecinos, nunca se cansaría de su labor y deber como un buen comerciante, su sueño desde que era una pequeña oruga al fin se cumplía y en un lugar tan agradable como lo era este vecindario.

Amaba a sus vecinos qué no solo eran eso, un fuerte lazo de amistad en cada uno de ellos, que al igual que él siempre tenían un ensamblante tan alegre y risueño, una excepción era Frank, sin embargo podía sacarle su lado jubiloso. Siempre abrazando a todos con sus cuatro brazos qué le eran muy útil a él y a los demás, cosa que también le gustaba hacer, ayudar a quien lo necesite.

Un bondadoso y honesto corazón, pero quien diría que esos latidos de un momento a otro empezarán a acelerarse por un vecino suyo.

Quien era el que empezaría a robar cada pensamiento de la oruga.

Un estruendo de la puerta a la llegada de la bodega, un can de gran estatura y color azulado entraba, Barnaby agitó su mano y siguió, adentrandose en la bodega, mas detrás del gran canino azulado se adentraba un ser mucho más bajo qué él, en un momentos cruzaron su mirar, los ojos a medio cerrar lo capturaron, el individuo de tez amarilla con una sonrisa tan distintiva y con su voz monótona, habló:

— ¡Oh! Hola Howdy.

Oh! Hello neighbor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora