"... pero el auto no se detuvo..." terminé de leer.
4 meses antes.
Como todos los días, entré a la cafetería a la vuelta de la escuela, me senté en la misma mesa de siempre, la que estaba frente a la barra, con la esperanza de verlo a él, ese chico con el íncreíble cabello castaño despeinado y sus ojos café verdoso. Cada vez que vengo aquí, traigo un libro conmigo, que uso para taparme la cara, él me sirve un café (porque esto es una cafetería) y se va. Me quedo hasta las 6:30 pm, hora en que cierra el lugar. A veces lo veo salir más temprano de lo usual, generalmente usa el mismo viejo abrigo largo... y me pregunto a dónde irá con tanta prisa...
Es casi la hora de cerrar. Voy camino al cajero cuando lo veo salir, por primera vez mi cerebro reacciona, y cuando termino de pagar salgo de la cafetería y lo empiezo a seguir. ¿Por qué? No sé. Creo que estoy siguiendo una corazonada, ¿o será una estupidéz? Como sea... ya lo estoy siguiendo.
Veo que adentra en un callejón --bastante oscuro para mi gusto-- Entra por la puerta trasera de un edificio, continuó siguiéndolo, percatandome de que no se fijara en mí, y con mucho cuidado también entro. Pronto me doy cuenta de donde estoy, una biblioteca grande y majestuosa, libros nuevos y viejos en cada estante.
Me distraje, lo perdí de vista.
Empecé a explorar la biblioteca y ver los libros, sacando uno o dos de su lugar...
-¿Así que en realidad hay algo que te gusta más que el café?-
Rayos, era él, y me estaba hablando... ¡DERRAME CEREBRAL!
-¿Perdóóóóón?- Diablos, ¿realmente cerebro? ¿Esa es la primera reacción que haces salir de nuestra boca? Maravilloso, ahora él se ha dado cuenta de que soy una gran tonta.
-¿Vas a comprar ese libro? jaja-
-Oh, este libro... bueno... Sí, supongo-
-¿Te gustan los caracoles, eh?-
-¿Caracoles? ¿Por qué?-
-Por el nombre del libro, 'Todo sobre caracoles VOL II'-
Mal momento por estar en la sección de biología.
-Bueno... yo... jaja... hum... ¡Es para un regalo! Si.. Un regalo- ¡Otra vez no cerebro, no me hagas esto!
-Está bien, sígueme, el cajero está por aquí-
-G-gracias-
¡AY DIOS MÍO! ¿Y qué diablos voy a hacer con un libro de caracoles? Ughhhhh... Bueno, ni modo, se venderá rápido en Ebay.
Lo seguí hasta el cajero para pagar, gracias a Dios siempre llevo dinero extra para emergencias. Si, esto cuenta como emergencia.
-Te he visto en otro lugar- Me dijo mirándome con escepticismo.
-Tengo una cara mu-uy común, puedes estar con-confundiéndome con alguien más- Respondí sin siquiera pensar en lo mucho que tartamudeaba.
-No, no lo creo... Me pareces muy familiar-
-Nop, estoy segura de que me estás confundiendo con alguien más-
Rayos, rayos, rayos, rayos. Ahora él va a saber quién soy, y va a pensar que soy una acosadora y ¡RAYOOOOOOOS! Es mi fin.
-Está bien, toma tu libro, serán $ 19.99- Dijo sonriendo, vaya que le luce sonreir.
Le doy el dinero.
-Gracias. Y oye, antes de que te vayas... ¿No eres la chica que siempre se sienta en la mesa frente a la barra?-
ATRAPADA.
-¿En esa vieja cafetería? Supongo que si... ¿Me has visto allí?-
-De hecho, trabajo allí, te sirvo refresco o café todas las tardes. ¿Verdad?-
-Ohh... ¿Eres tú? Bueno, gracias por aliviar mi sed todos los días-
-De nada, y soy Liam, por cierto, Liam Boehme- Dijo extendiéndome la mano.
Ay dios mío.
Quiere que le dé la mano.
Rayos.
-Wow, gran apellido... jaja- Me río.
¡Dale la mano idiota!
-Oh, y yo-yo-soy Breeze... Breeze Howell, sí... Ese es mi nombre. Un placer- Digo tratando de ocultar mi nerviosismo mientras estrecho mi mano con la suya. Estoy. Dándole. La. Mano.
-El placer es todo mío- Y otra vez me lanza su preciosa sonrisa.
Esa sonrisa, maldita sea.
Nos quedamos mirándonos por menos de un minuto, pero puedo jurar que el tiempo simplemente se detuvo, y todo parecía eterno, sé que no es la escena más romántica del mundo, pero para mí... Fue la más cercana a un momento perfecto.
-Bueno, ¿nos vemos mañana en la cafetería?- Me preguntó mientras separamos las manos.
-Sí. Hasta luego- Dije mientras salía de la biblioteca.
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Nuestros días contados
RomanceMe pregunto si él alguna vez ha pensado qué le pasa a esa chica en particular, en esta cafetería antigua, donde trabaja, que siempre se sienta en la misma mesa solo para esperar a que este chico especial le traiga una bebida y nunca tiene las agalla...