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─ bebé ¿quieres entrar? ─ hace casi un mes que atrapaste a javier con la lengua de otra mujer en su garganta, o te sorprendio y casi te sentiste obligada a que deberías de haberlo visto venir.
él había estado gastando más tiempo en otros caso del que tuvo contigo, más tiempo con sus informantes que el tenía en casa, por supuesto, era inevitable que ella estuviera llegando a verlo en su mejor y peor momento, salir con él, darle un beso de buenas noches, chuparle la polla cuando tenga elogios del jefe.
te dijo que solo era un beso, y fue solo una vez pero volvió a casa contigo, se deslizó en la cama y giró su cuerpo de vuelta a ti la mayoría de las noches, fue eso lo que hizo que te costara creerle.
no sabes por qué dijiste que sí, tal vez fue esos ojos grandes y tontos de bambi que te estaba dando, o la forma en que olía a cerveza y cigarrillos, pero tú entrar en el apartamento de javier y tienes una caja de cosas que él había dejado en tu apartamento, y lo dejas caer descuidadamente en el sofá.
es sobre todo ropa, algunas cintas, una taza que compró de unas vacaciones en ciudad del cabo el año pasado. él tenía un par de tetas toscamente dibujadas, nunca entendiste su razón para comprarlo pero cada vez que bebías con el recordabas pasar una tarde entera siendo follada por el bajo un árbol de mango. ambos tienen quemaduras de sol, javier viene a ti con un vaso de algo más. hielo. lo ves y huele a tequila, no quieres pero lo tomas como educado.
─ estas guapa, ¿qué deseas? ─ sabías que te veías bien. llevabas a propósito una falda que mostraba tanto como tus piernas, con la que podrías salirte con la tuya, una camisa que acentuó las curvas de tu torso de una manera que obviamente no intentaba hacerlo, pero lo hizo de todos modos. tu cabello estaba recogido hacia atrás, dejando al descubierto tu cuello porque javi era un mordedor.
─ bebé, todo esto tiene una explicación ¿me dejarás? ─ se ve patético; es una mirada que nunca has visto en él antes. está lleno de disculpas, está lleno de arrepentimiento, sus ojos están húmedos y tal vez esté aterrorizado de perderte. tomas el tequila de un trago y colocas el vaso de cristal en la mesa auxiliar y luego te quitas la chaqueta y recuéstese contra el respaldo del sofá, levantas las cejas, indicándole que se vaya.
