A la mañana siguiente desperté muy temprano, me di una ducha rápida y me vestí; opte por unos jeans, una de mis blusas favoritas y unas zapatillas, cepille mi cabello, maquille con rímel mis pestañas, y baje a la cocina.— Buenos días mamá, hola enana —sonreí.
— Hola, cariño, ¿te sirvo algo de desayunar?
— Hola, ______ —dijo Emma alegre.
— Gracias, pero solo tomare jugo.
Al terminar, subí a lavar mis dientes, tome mi mochila, una manzana y me despedí.
Comencé a caminar, pensé en tomar el autobús pero probablemente terminaría perdiéndome, además aun era temprano, divise a una chica escuchando musica; caminaba unos cuantos metros delante de mi, saco algo de su bolsa y su cartera cayó al suelo, por supuesto no lo notó, me apresure a levantarla y toque el hombro de la chica.
— ¿Si?
— Hola, se te cayó esto —dije extendiendo su cartera.
— Oh, mil gracias —dijo sonriente— ¿Cómo te llamas?
— _________, ¿Y tú?
— Fernanda, un gusto. ¿Vas para el Instituto Hawthorne?
— Sí, ¿tú igual?
— Así es, pues te hago compañía.
— Andando.
Aproximadamente unos 15 minutos después, entre platicas sin sentido llegamos al Instituto.
Fer me dijo por donde quedaba mi salón, me tocaba literatura, así que apresure el paso y entre al aula, camine y me senté justo al fondo, pude notar unas miradas sobre mi pero decidí ignorarlas, minutos después llego él maestro, me pidió que me pusiera de pie y me presentara, genial —pensé.— Hola, soy ________, vengo de Guadalajara, tengo diecisiete años y espero llevarme bien con ustedes —sonreí.
— Bien, alumnos, espero ayuden a su nueva compañera a ponerse al corriente y la integren al grupo, sin más preámbulos comencemos con la clase, saquen su libro.
[...]
Las demás clases transcurrieron algo lentas, por suerte en la mayoría coincidí con Fer, así que no fue tan aburrido, debo admitir esa chica es muy simpática, a la salida iba a buscarla; acordamos irnos juntas.
— Hey ______ no te olvides de mí.
— Justo iba a buscarte Fer, ¿nos vamos?
Fer iba a decir algo cuando un chico un poco más alto que ella llego gritando su nombre.
— Feeeeer, ¿podrías decirle a mamá que iré a comer con Alonso y los chicos?
— Ay Miguel, está bien pero no llegues tarde, ya sabes como se pone mamá.
— No me digas Miguel, sabes que no me gusta, en fin gracias —plantó un beso en su mejilla y corrió en sentido contrario.
— Y ese chico es mi hermano, como sea vámonos que muero de hambre.
— Te apoyo —dije y ambas salimos de ahí.
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Bien aquí esta el segundo capítulo sé que no estuvo muy emocionante pero espero les guste, voten y comenten para subir otro capitulo, gracias por leer.
Soph.