II

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Sentí un pequeño malestar en mi rodilla derecha, tal vez fue por la repentina posición que tome para poder re posicionarme el taco. Muy pocos saben de mi lesión y planeó que siga siendo así.

Han pasado unos segundos pero todavía espero por su repuesta a mi pregunta.

—Claro, me vendría bien algo de hidratación.—contestó tomando el termo de mis manos.

Aunque la verdad estoy un poco decepcionado, es decir, no me mal entiendas eres muy amable y eso pero esperaba fueras tu quién me diera agua directamente.

—Termina de decir y procede a empinarse completamente el termo que sostiene en una de sus manos.—

—Bueno hombre, pero es que te me has adelantado, yo nunca dije que debías beber de ahí.— Terminó por decir encogiendo me de hombros. Y tratando de hacer la mejor sonrisa coqueta posible— pero debo admitir que soy un asco en esto.

Cuando estoy apunto de sentirme estúpido por lo que acabo de decir hace tres segundos lo escucho atragantarse con el agua.
Inconscientemente mi pequeña sonrisa crece y sin esperar respuesta alguna me reincorporo y salgo de nuevo al campo de juego.

No pasa mucho tiempo cuando escucho pisadas ruidosas dirigiéndose hacia mi dirección, no había necesidad de voltear para saber de quién se trata.

—No Alán, no eres el jodido Gasparín y yo no soy alguien asustadizo.—Dije para después avanzar unos cuantos pasos más.

—¿Sabes amigo?  Algunos podrían haber fingido no escucharme llegar.—Parlotea mientras rueda sus ojos en señal de fastidió.

Nuestra pequeña conversación se ve interrumpida por el sonido proveniente de los micrófonos y megáfonos que anuncian el comienzo del segundo tiempo. Vemos cómo llegan los árbitros a la cancha y esperamos pacientemente a que suene el sonido que todos anhelamos escuchar.

A continuación todo pasa excesivamente rápido, con más ánimos que nunca ánimo al equipo a dar lo mejor y me dirijo hacia el equipo rival quien justo ahora tiene posesión del balón.

Uno, dos, tres, son los pasos doy antes de quitarle el esférico a uno de los tantos jugadores contrarios, buscó por alguien disponible en el área pero solo logro divisar a Luis, quién para mi sorpresa está muy lejos de su posición inicial.

Al final no me importa mucho y le encamino el balón a su dirección, acto seguido lo veo escabullirse entre alguno que otro jugador hasta llegar al medio campo, ahí es donde toda chance de Luis termina porque justo frente a el hay un sin número de medio campistas rivales.

No me puedo quedar sin hacer nada por lo que decido correr para poder llegar a ellos, y así lo hago ya que una vez estoy ahí lo único que se me ocurre es gritar.

—“Luis a tu derecha"—quién inmediatamente me encuentra entre los demás y hace un pase hacia mí.

Consigo tener control del balón y burlando a al menos dos jugadores puedo observar que ahora está  más despejado que hace unos momentos. Por lo que decido devolverle el esférico a Luis una vez más.

Algunos minutos y dificultades  más tarde logra llegar a la portería contraria, dónde es decisivo para el equipo que acierte su tiró.

—“¡Dale Luis!"— escucho a Alan decir atrás mío.

Todo el entorno paso de estar excesivamente eufórico a estar en silencio. Para después volver a producir un sin fin de gritos de apoyo y celebración.

Pues finalmente llevamos la ventaja del encuentro, pero no todo es miel sobre hojuelas porque no pasa  mucho  tiempo cuando se arma un alboroto en la cancha y es que uno de los jugadores a los cuales esquive para poder hacerle el pase a Luis, estaba quejándose mientras daba vueltas  revolcándose por el campo de juego.

Between the playing fieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora