Shana, una joven de 26 años, había encontrado el amor en Joandrés, un joven médico con quien llevaba 1 año y medio saliendo a hurtadillas. Sin embargo, la señora Herrera, madre de Shana y una mujer mayor de 64 años, tenía prejuicios raciales y clasistas arraigados. No veía con buenos ojos la relación de su hija con Joandrés debido a su origen étnico y nivel socioeconómico.
La señora Herrera, una mujer autoritaria y conservadora, siempre había querido lo mejor para su hija, pero su mentalidad estrecha y discriminatoria le impedía aceptar a Joandrés como el novio de su hija. Prefería que Shana se casara con Albert, el amigo de la infancia de Shana y un hombre de su misma clase social y raza.
Shana se encontraba en una encrucijada, dividida entre el amor que sentía por Joandrés y el deseo de complacer a su madre. Por un lado, quería seguir con Joandrés y luchar contra los prejuicios de su madre, pero por otro lado, también quería mantener una buena relación con su madre y cumplir con sus expectativas.
La señora Herrera intentaba constantemente persuadir a Shana para que dejara a Joandrés y se involucraba activamente en la relación, expresando abiertamente su desaprobación hacia Joandrés y su preferencia por Albert. Shana se sentía atrapada entre el amor que sentía por Joandrés y la presión de su madre. La situación se volvía cada vez más tensa en la familia de Shana.
Los desacuerdos y las discusiones eran constantes, y la señora Herrera se mostraba inflexible en su postura racista y clasista. Shana, por su parte, se sentía dividida emocionalmente y luchaba por encontrar una solución que satisficiera tanto a su madre como a ella misma. Con el tiempo, Shana comenzó a darse cuenta de que no podía vivir su vida basada en los prejuicios de su madre.
Albert, un exitoso ejecutivo de negocios, llevaba una vida aparentemente perfecta junto a su esposa Shana. Sin embargo, un día Albert se entera de que Shana está embarazada, y lo peor es que el padre del bebé es Joandrés, su ex novio de la facultad.
La noticia cae como un balde de agua fría para Albert, ya que confiaba plenamente en su esposa y nunca esperó una traición de tal magnitud. Se siente devastado, confundido y enfadado al descubrir que Shana le ha ocultado este secreto durante mucho tiempo.
Albert confronta a Shana, quien admite la verdad. Shana le cuenta que había mantenido una relación en secreto con Joandrés durante un tiempo antes de casarse con Albert, pero que pensó que era solo un romance pasajero y decidió cortar todo contacto con Joandrés cuando se comprometió con Albert. Sin embargo, Shana se reencontró con Joandrés en una reunión de ex alumnos de la facultad y la relación entre ellos se reavivó, llevándolos a tener un encuentro que resultó en el embarazo de Shana.
Albert se siente traicionado y herido por la situación. Se enfrenta a una serie de emociones encontradas, desde la tristeza y el enojo hasta la sensación de engaño por parte de su esposa. La noticia también afecta su carrera y su reputación, ya que es una figura pública en el mundo de los negocios y la noticia de la traición de su esposa se vuelve pública.
La relación de Albert y Shana se tensa y se vuelve irreparable. A pesar de que Shana ruega por el perdón de Albert y trata de explicar sus acciones, Albert siente que la confianza ha sido rota y decide tomar la difícil decisión de poner pausa a su matrimonio.
Con el tiempo, Albert encuentra consuelo en el apoyo de su familia y amigos cercanos. Aunque enfrenta dificultades emocionales y profesionales, decide reconstruir su vida poco a poco. Aprende lecciones valiosas sobre la importancia de la confianza y la comunicación en una relación, y se vuelve más cauteloso en sus futuras relaciones.
Por otro lado, Shana da a luz al bebé de Joandrés y trata de reconstruir su vida también. Se arrepiente profundamente de su traición y lamenta haber perdido a Albert. Aprende la importancia de la honestidad y la transparencia en una relación y trata de hacer las paces con su error.
Con el tiempo, Albert y Shana aprenden a coexistir como padres separados, priorizando el bienestar del bebé por encima de sus propias diferencias. Aunque la confianza entre ellos está dañada, tratan de mantener una relación civilizada por el bien del hijo que comparten.
Shana se dio cuenta de que el amor y la felicidad de su relación con Joandrés eran más importantes que las expectativas de su madre. Decidió enfrentar a su madre y expresarle su amor y compromiso con Joandrés, independientemente de su origen étnico y nivel socioeconómico. La señora Herrera, aunque inicialmente se mostró enojada y desaprobadora, finalmente se dio cuenta de que su hija merecía ser feliz con la persona que amaba, independientemente de su raza o clase social.
Con el tiempo, aceptó la relación de Shana y Joandrés, y aprendió a dejar de lado sus prejuicios. Shana y Joandrés continuaron su relación, enfrentando juntos los obstáculos y prejuicios que la sociedad les presentaba. Aprendieron a valorar y respetar las diferencias culturales y a luchar por su amor. Con el tiempo, la señora Herrera también aprendió a abrir su mente y corazón, y su relación con Shana mejoró.
Aunque las diferencias persistieron, la familia de Shana se dio cuenta de que el amor y la aceptación eran más importantes que los prejuicios y las expectativas sociales. La historia de Shana y Joandrés se convirtió en un ejemplo de lucha contra la discriminación racial.
