Anne viajaba tanto por trabajo que era difícil tener una vida social activa, su único placer era elegir el tren como medio de transporte, la vista de los campos y la tranquilidad que le producía esa sensación de un viaje en tren con un buen libro, era lo más cercano a un momento perfecto. Cada viaje era consumido por las grandes historias de amor de las novelas que siempre la acompañaban, esta vez "Nosotros en la luna" de Alice Kellen la mantenía consumida en la utopía de sentir ese amor desenfrenado, pero Anne era tímida y solo soñaba con esos amores tan intensos que te hacen perder la razón y el juicio.
Sin saberlo, ese viaje desde Rancagua a Chillán de 4 horas iba a encender algo en su interior. El tren comienza su viaje y el sonido estremece de golpe a Anne, aunque era totalmente normal, ese primer estruendo siempre la hacia volver a la realidad y salir de su libro, no pasan más que unos cuantos minutos y un hombre se sienta frente a ella, saca de su bolso un libro y comienza a leer, Anne no lo nota, no lo ve, hasta que el primer beso de los protagonistas de su libro la hacen suspirar y alzar la mirada y ahí está él, ella lo observa, absorto en la lectura de un libro que parece ser una novela de terror de Stephen King, es un hombre de hombros anchos, la comisura de sus labios tienen un toque de encanto, su piel color canela, el pelo rizado que deja caer un par de mechones sobre sus lentes y su lenguaje corporal, le da un aire sensual y sofisticado, pero a la vez desordenado y divertido. Anne se pone nerviosa, su cercanía es poco habitual porque ella siempre viaja sola, las siguientes 4 horas, continúan el viaje con miradas furtivas, no hacen contacto visual, pero se ven, sienten uno la presencia del otro, sin palabras, en silencio cada uno en lectura.
Termina el viaje de Anne, pone el libro a medio leer en su bolso, se pone de pie y camina hacia la puerta del tren, sabe que es un adiós para ese hombre que le hizo revolver las hormonas, llega a su reunión y él no sale de su cabeza, tres días en Chillán de reuniones y sus tiempos libres lee sin descanso, termina su libro y va por otro a una librería antes de volver a Rancagua, revisa los tomos de Stephen King y reconoce por el color de su portada el libro del hombre del tren, no lo piensa demasiado y lo compra como una forma de sentirlo más cerca. Sube al tren para volver y una vez más lo ve ahí, se sienta frente a él, en un acto desenfrenado de valentía, pero no dice nada, saca el libro del bolso y él hace lo mismo, ella lee "Carrie" y él "Nosotros en la luna", la cabeza de Anne analiza con un dejo de ansiedad que él haya hecho lo mismo que ella. Pero ningún expresa palabra alguna, 4 horas más, uno frente al otro, leyendo lo que el otro leía en el viaje anterior, nerviosos, con la mirada en sus libros y la atención en la fantasía de atreverse a hacer algo con lo que sienten. Termina el viaje y Anne pone el libro en su bolso, se pone de pie y por un segundo hacen contacto visual, sus ojos brillan, el le regala una media sonrisa, Anne camina hacia la puerta y se pregunta si el tren le regalará un viaje más con él.
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Una historia... un nuevo cuento
RomanceRelatos breves de cuentos donde la conexión y la atracción están en el aire.