𝐌𝐈𝐍𝐃 𝐎𝐕𝐄𝐑 𝐌𝐀𝐓𝐓𝐄𝐑 || Tara Carpenter

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐

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Estar en un hospital como paciente rara vez es una situación positiva. Generalmente, implica enfrentar una enfermedad, una lesión o una condición que requiere atención médica especializada. Por ejemplo, ser apuñalado tres veces es una razón más que válida para buscar tratamiento en un hospital.

La experiencia puede estar llena de incomodidades, dolor, incertidumbre y preocupaciones sobre la salud propia o de seres queridos. Además, el entorno hospitalario suele ser frío y clínico, y las rutinas médicas pueden sentirse invasivas y despersonalizadas, llegando a incomodar a muchos.

En resumen, el hecho de estar en un hospital como paciente suele ser un reflejo de un momento difícil y desafiante en la vida de una persona.

Al menos para la mayoría.

Nathan yacía en la cama del hospital, envuelto en una bata azul, con Dewey sentado a su izquierda en una silla que lucía incómoda.

La habitación estaba equipada con dos camas y una pequela mesa entre ellas. A la izquierda de la primera cama, se encontraba la silla donde Dewey estaba ubicado, y detrás de él, la puerta que daba al exterior. A la derecha de la segunda cama había una ventana de gran tamaño que ofrecía una vista al cielo nocturno. Frente a la primera cama, una segunda puerta conducía a un pequeño baño.

En el brazo izquierdo de Nathan, una intravenosa suministraba suero a su cuerpo. En el dedo índice de su mano derecha, un pequeño dispositivo conectado a una máquina que monitorizaba su ritmo cardíaco.

Horas habían pasado desde el ataque, lo que significaba que aún era de noche.

La Sheriff, Judy, tras ser informada sobre el incidente, había sido la encargada de informar a Dewey. Al enterarse de la noticia, él subió a su camioneta y condujo rápidamente al hospital. Al llegar, preguntó en recepción por su hijo, descubriendo que se encontraba en cirugía, y fue dirigido a la sala de espera, donde pasó unas pocas horas que se sintieron como una eternidad.

El miedo lo consumía mientras esperaba noticias sobre la supervivencia de Nathan. Aunque ya habían enfrentado una situación similar en el pasado, eso no hacía que fuera más fácil soportarlo. El pensamiento de qué ocurriría si Nathan no lograba superar la noche, y cómo se lo diría a Gale, lo estaba matando.

Habiendo tantos momentos felices en su vida que anhelaba revivir, ¿por qué tenía que ser este y no otro?

Afortunadamente, la cirugía fue exitosa y la vida del joven ya no corría peligro, lo cual fue un gran alivio para Dewey.

Ahora, ambos estaban en la habitación viendo una película que esta vez Nathan había escogido.

Cuando despertó tras la cirugía, Dewey le hizo las preguntas típicas sobre su bienestar, a lo que Nathan respondió que se sentía bien. Esa respuesta, sin embargo, era una mentira. Nadie puede sentirse realmente bien después de casi morir de esa manera.

Era su forma de ser. Cada vez que alguien le preguntaba cómo estaba, contestaba que estaba bien, como si tuviera respuestas preprogramadas. Nunca se detenía a considerar compartir sus verdaderos sentimientos, guardándolos todos para sí mismo y lidiando con ellos por su cuenta.