La canción que le dedico a esta persona es "Habits" de Tove Lo, porque fue un vicio muy grande en mi vida por el que hice miles de estupideces para sacármelo de la cabeza (me inscribí a cursos de bailes latinos, comencé mi confirmación, fui a un retiro espiritual en donde me toco quedarme al lado de la habitación de unos chicos muy guapos, comencé a leer libros que nunca pensé que leería, asistí a charlas católicas, a un grupo de rezar el rosario, fui al cine con mis amigas solo para ver si me encontraba con él y sus amigos, dejé de comer, concurse en una carrera de perros, jugué con mis hermanas a mojarme con la manguera, dejé que el autoestima se me fuera hasta los pies, y otras cosas que no logro recordar).
Gracias por dejar en mi cabeza recuerdos extraordinarios.
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Todavía recuerdo la primera vez que entré a la clase de inglés. Sé que suena cursi, pero en ese salón es donde comenzó el principio de mi vida amorosa, o algo por el estilo.
Era mi primer día de clases y había pasado un día desde que me habían echado en el pelo la famosa crema alisadora, ya sabes, la keratina. En fin. Estaba muy nerviosa, recuerdo que llevaba la camisa metida en el pantalón y mis manos me sudaban más que de costumbre. Mis papás me fueron a dejar a la administración del colegio, ya era tarde.
Me acompaño a la clase la secretaria y la coordinadora. La secretaria me hizo un cumplido por mi cabello, pero yo estaba más enfocada en los nervios que me carcomían por dentro, que en sus intentos de hacerme sentir más relajada.
Maldita sea. Recuerdo que cuando entre a la clase y el profesor (quien era un británico con acento indio) me puso en el centro de la clase, estaba temblando de pies a cabeza y mantenía la mirada en mis zapatos como si fueran las cosas más interesantes del mundo.
Me hicieron preguntas, como '¿de dónde eres?', '¿en qué colegio estudiabas antes?', '¿Cuántos años tienes?', etcétera. No recuerdo que tú me hayas preguntado algo.
Pasaron unos cuantos días después de todo eso, y yo seguí viviendo mi vida sin prestarle mucha atención a tu existencia; eras muy reservado, que yo recuerde, casi ni me hablabas. Sin embargo, tu amigo, (con el que parecían uña y carne), se comportaba muy amable conmigo, bueno, con todos.
Se reía de mis tonterías, y yo me reía de las de él. Caminábamos por los pasillos hombro con hombro sonriéndonos, hablando de temas sin sentido, él me preguntaba de mis intereses (era muy metido en ese aspecto), y siempre se preocupaba de cómo me encontraba.
Y tú, quien sabe dónde estabas tú cuando todo eso pasaba.
Probablemente a su lado, con la cabeza gacha y sin ningún comentario. Son pocas las veces que me acuerdo de que hayas participado en alguna de nuestras conversaciones que teníamos tu mejor amigo y yo, y también pocas las veces de que yo haya cruzado palabra contigo.
Tal vez el rumor no era cierto después de todo. Tal vez tú nunca gustaste de mí.
Paso ese año. Lento en el momento, pero ahora que lo pienso, paso demasiado rápido.
Tu mejor amigo se fue, lejos de los dos de nosotros, y posiblemente no volviera jamás a vivir a nuestro lado.