Tercos. [pt.1]

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El pequeño golpecito en la ventana lo sacó de su trance.

Spreen se encontraba ordenando los cofres mientras Ramon descansaba en el piso superior cuando Bobby llegó a las afueras del hogar. "Hola" Escribió en su cartel apenas el oso prestó atención. "¿Cómo andas?" Añadió.

Se extrañó al verlo y de inmediato sus ojos buscaron al padre del pequeño, sin embargo no había rastros de él ni de Jaiden. ¿Acaso sería algún truco de Roier?

— Capo.— Soltó a forma de saludo, acercándose al vidrio para verle mejor. — ¿Y vos qué hacés acá?

"Mi mamá me dejó venir a visitar a Ramón." Fue lo siguiente que anunció.

— Pero está durmiendo Ramón. — Miró a ambos lados, otra vez buscando señales del castaño. — Ché ¿Y tu viejo?

"Durmiendo."

Spreen sonrió, no era ningún secreto que Roier había estado trabajando día y noche en el castillo que lento pero firme, se alzaba en el patio trasero de su amigo. —. Me alegro. — Dijo sin más.

El pequeño huevo no se movió de su lugar, atento a cada uno de los movimientos de Spreen. — ¿Querés algo más? — Negó. — Ché, guarda que se va a hacer de noche y tenés que volver a tu casa. — Bobby no se inmutó y Spreen levantó una ceja. — Yo voy salir y nadie te va a poder proteger.

Esta vez Bobby sacó uno de sus carteles. "¿Donde vas?" Escribió.

— A una dungeon. — Spreen se cruzó de brazos esperando a ver el siguiente letrero a través del cristal.

"¿Puedo ir contigo?"

— Ni en pedo. — Cerró el cofre — ¿Vos sabes lo que me haría Roier si te pasa algo?

"Acaso le tienes miedo?"

— No. — Contestó con rapidez. — pero igual es una banda que se te muera un hijo... — inconsciente, desvío su mirada hacia la segunda planta, donde su hijo descansaba. — Ramón ya se murió una vez, por eso no lo llevo a ninguna parte y vos deberías hacer lo mismo.

Bobby no escribió ninguna otra palabra y desapareció de la visión del oso entre los árboles más allá del jardín de Ramón.

Spreen acabó de ordenar los cofres y salió justo cuando la luna comenzaba a asomarse en el horizonte.

Sacó la brújula y su mapa decidiendo el camino a seguir, escogiendo el suroeste, marcando un punto desconocido en el mapa e implorando por suerte.

Viajó durante un par de horas hasta encontrar una torre en medio de una selva.

Cortó las lianas que reguardaban la entrada, preparando su cuerpo para cualquier ataque inminente a la vez que avanzaba al interior de la nueva dungeon.

Sintió resquebrajarse una rama a su espalda y unos pequeños pasos que imitaban los de él.

Empuñó su espada dispuesto a acabar con el bebé zombie que creía, le venía persiguiendo, pero su sorpresa fue mayor el oír el hierro chocar contra un resistente cascarón blanquecino.

— Me tenés que estar jodiendo... — Bobby se tambaleó sobre sus pequeños piecitos por el golpe del arma y Spreen logró detenerlo antes de que chocara contra la pared. — ¡¿Qué haces acá pelotudo?!

El infante no se detuvo en dar una explicación, simplemente sacó su espada y dio un par de saltitos repletos de energía, pasando por el lado del hibrido hacia el interior de la estructura. — ¡Epa! — Las fuertes manos del chico le detuvieron, elevándolo en el aire. — ¿Vos querés que a mi me corten la pija?

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⏰ Última actualización: Apr 25, 2023 ⏰

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