Corazón || Luckity One-Shot

corazón

Las gotas de lluvia y las ramas de árboles cercanos golpeaban la ventana con fuerza, casi parecía que la romperian en cualquier momento, la lluvia no había parado durante tres días y las fronteras de comercio estaban cerradas por el mal clima, por si fuera poco, habia una banda de revolucionarios causando -mas- estragos en su pueblo.

Para el alcalde de karmaland esto era un dolor de cabeza constante, aun que en ese punto ya no sabia si dolia más su cabeza o su corazón por a ver traicionado a su más cercano "amigo".

Suspiro cuando los documentos que revisaba informaron que -de nuevo- Quackity y su banda habían robado un camión de carga, chasqueo la lengua molesto, si la carga que se llevaron hubiesen sido solo víveres como aparentaba no habría problema pues, ¿qué podía hacer el pato con un montón de pepinos?, pero esto era más grande, habia robado armamento del gobierno, armbas y bombas, ahora en la posesión de la persona más desastrosa de karmaland.

Con esto, Quackity pasaba de la lista de "opositor" a "terrorista", quien sabe que daño podría hacerle al pueblo con eso o peor aun, a él mismo. La idea de que su pato se hiciese daño con las armas lo estremeció, quiso lanzar todo a la mierda por un segundo e ir a buscarlo, pedirle perdón y dejarse en volver en sus brazos; la realidad lo golpeó rápidamente, no podía, estaba prohibido.

Su cabeza dio vueltas por un segundo, tenia tanto de que preocuparse ahora que era alcalde y con la noticia del reciente robo, debía considerar la posibilidad de un infiltrado entre sus hombres o que alguien sabia como entrar a la oficina del alcalde sin activar las alarmas, todo era bastante confuso y complicado, no dejaba de dar vueltas al echo de que nadie más que el y cinco de sus mejores secuaces conocian el cargamento de aquel camión.

Undio de nuevo su cabeza entre el montón de papeles, esperando que concentrarse en otra cosa disminuyera el dolor de cabeza.

(...)

Una carcajada escapo de sus labios, orgullosl de su asaña, lanzó dos disparos al cielo llamando la atención de los que pasaban cerca. Se dejo empapar por la lluvia, una chispa de emoción se encendía en su interior, robar las armas del gobierno solo era un paso para derrocar al nuevo alcalde, sus primos y el padre Alexby, vitorearon su logro, en su honor fueron lanzados varios disparos a las nubes, era una noche para celebrar.

Su felicidad no duró mucho cuando el sueño se hizo presente entre los rebeldes, era tarde, quiza al rededor de las 11 pm, y después de un día lleno de tantas emociones sus cuerpos y mentes estaban agotados, Alexby, cochi y beni se durmieron tan pronto tocaron la cama, los tres balbuceando sobre su asaña hasta el final.

Con cuidado el azabache dejo su sombrero en el suelo, camino de puntas hasta la puerta, si bien estaba feliz, necesitaba pensar un poco el solo.

La brisa salada lo hizo estremecer, las palmeras que cubrían la casa se agitaban violentamente en sentidos irregulares, sus hebras azabaches se movieron con el viento y la lluvia lo empapó de inmediato, avanzo a saltos y con cuidado -para no ser lanzado al mar por una ola-por el puente destruido que conectaba su casa con "tierra firme". Su mano sujetaba el arba que descansaba sostenida por su cinturón, lista para desenfundarla y disparar a matar contra cualquier peligro latente.

Bajo la oscuridad que apenas le permitia ver, camino al pie de un árbol, tocó el tronco cuando estuvo abajo pasando las yemas de sus dedos sobre el tallado en el: "L&Q♡". La nostalgia lo invadía y el -ahora- lejano recuerdo de un pasado sin el dolor de ser traicionado lo recorrió, una sonrisa triste se pinto en su rostro; extrabañaba más que cualquier otro a su mejor "amigo".

Se preguntó que le habría querido decir Luzu después de ganar, las preguntas del "tal vez", "quizá" y "a lo mejor" le llenaban cabeza con dudas, reflexiono sobre su revolución y quiso echarse para atrás, apesae de no poder, quería dejar todo tirado e irse a abrazar a Luzu, decirle cuanto lo amaba y jamas parar de hacerlo; pero en este punto ya era imposible, no había un retorno en su camino, no cuando el secuestro de los -sus- hijos, estaba cerca de llevarse a cabo.