Capítulo 6

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Me desperté cuando noté el sol de plena tarde en mi cara. Al notar la hinchazón de mis ojos, los volví a cerrar, recordando porque me había dormido llorando. Busco mi móvil en la cama, y veo 360 mensajes de los chicos, de mis padres, del manager. Mierda, no debería haber salido corriendo. No me paro a leerlos porque eso solo me pondría peor. Suspiro profundamente y me incorporo. Aspiro por la nariz, y me levanto como si mi cuerpo pesara toneladas. Me recojo el pelo en una cola, y me lavo la cara, para disminuir la hinchazón de los ojos. Me seco despacio la cara con una toalla y me miro al espejo. Cierro los ojos y respiro hondo. Escucho el pitido de mi móvil y me siento en mi cama para ver quién es.

"¿Estás despierta ya? Llevamos como unas 5 o más horas aquí tirados esperándote." JG.

Sonrío pero noto como las lágrimas vuelven a mis ojos. No puedo volver a esto. Noto la presión en el pecho y la garganta, respiro hondo varias veces y sacudo la cabeza para que las lágrimas desaparezcan. Tras varios minutos, decido salir. Abro la puerta despacio y escucho como todos se levantan rápidamente. Cuando levanto la cabeza y los miro, veo la pena reflejada en sus ojos. Ouch.

"Hey..." Agacho la cabeza, agarrando el pomo de la puerta con tanta fuerza que mis nudillos se vuelven prácticamente blancos. Dios, es tan difícil mantener la compostura cuando se está así.

"Sé que nos conoces desde hace un mes, y a los demás desde hace uno o dos días, pero...estamos aquí, no estás sola" Dice JG. Niego levemente con la cabeza, notando como las lágrimas empiezan a resvalar por mis mejillas. "¿Sabes? Es gracioso. Todo el mundo empieza diciendo eso, pero cuando ven el lío que soy, desaparecen" Me seco las lágrimas, intentando que paren de caer. Inútil, porque no solo no paran, sino que empiezan a salir más y más y más. Huelo a ansiedad a kilómetros. Ellos se quedan callados, obviamente sin saber qué decir. Intentando calmar mi respiración los vuelvo a mirar. "No os preocupeis, estaré bien, como siempre." Intento sonreír quitándole importancia. "¿Qué tal si antes nos preguntas?" Dice Nate que estaba detrás de los demás apoyado en la pared. Se incorpora y se acerca a mí. "Si estoy en tus buenas, me siento obligado a estar en tus malas" Me rodea el cuello con los brazos pegándome a él. Lo abrazo mientras siento como mi cuerpo se rompe en mil pedacitos, y las lágrimas empiezan a caer, la respiración a entrecortarse, la vista a nublarse, y el cuerpo empieza a pesar toneladas. Cuando empiezo a calmarme, Nate me coge la cara con las dos manos con delicadeza, y me mira directo a los ojos. "Estamos aquí. No nos vamos a rendir. No nos vamos a ir" Asiento y entro en la habitación, indicándoles que entren conmigo.

Me siento en la cama, secándome las lagrimas y respirando hondo. Ellos se sientan en frente mía. Tras varios minutos, decidí hablar.

"Hace cinco años, me tocaba dar un discurso delante de mi instituto. Lo había hecho más veces antes, así que no me suponía un problema. O al menos eso pensaba. Cuando iba a mitad del discurso, recuerdo ver como dos chicas se reían sin parar, y me miraban. Quizás ni siquiera hablaran de mí, seguramente ni me estarían prestando atención. Pero empecé a bloquearme. Todo lo que se me pasaba por la mente era ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué se ríen de mí? Empecé a olvidar el discurso, a liarme, y...salí corriendo. Desde aquel momento, no podía hablar en público, no estaba para nada cómoda si una conversación fijaba su atención en mí, cada vez me costaba más estar entre grupos de amigos...Al principio, pensaba que solo podía ir a peor, pero gracias a mis padres, y a los pocos amigos que me seguían aguantando, conseguí remontar un poco. Ahí fue cuando decidí empezar el canal de Youtube. Y cuando parecía que todo iba a mejorar, mis amigos empezaron a alejarse, y a decir que lo de Youtube era cosa de perdedores, pero todavía seguían a mi lado. Y entonces, un día, en el comedor del instituto, todo se vino abajo con cuatro simples palabras" En este momento, ya era un completo lío de lágrimas y moqueos. Dolía tanto contarlo en voz alta. En los leves momentos en los que los miraba a los ojos, parecían tener toda su atención en mí. Así que continué, tomando aire. "'Sale gorda en cámara'. Y sentí ese dolor en el pecho, el que te deja sin respiración, el que te hace entrar en pánico. Y, a pesar de que nadie me estaba mirando, lo primero que pensé es que me estaban viendo con una bandeja llena de comida. Me fui corriendo, intentando no llamar la atención, tirando la comida. Empecé a coger ese hábito: tirar la comida cuando nadie la miraba, o poner excusas de que ya había comido, o que me dolía la tripa. Mis padres se tragaron mis mentiras durante unos buenos dos meses y medio. Justo se puso de moda comer "en un bar nuevo al lado del instituto". Mis padres se mosquearon cuando vieron que no paraba de perder peso, cosa que disimulaba en los vídeos bastante bien. Finalmente, me diagnosticaron anorexia. Y hasta este día, no puedo decir que estoy recuperada, no creo que alguna vez lo pueda decir, ya que toda la vida llevaré esa carga, solo que espero que vaya disminuyendo con el tiempo" Me encojo de hombros, mirándome las manos, viendo mis lágrimas caer. De repente, siento como uno tras otro se levantan, pero no para irse, como yo pensaba, sino para abrazarme. Aplastarme, prácticamente. "Adivina qué. No te vas a librar de nosotros tan fácilmente" Dice Sammy aplastándome mientras me sonríe. "Si quieres hablar del tema, sea la hora que sea, aquí estaremos" Dice JJ reafirmando con la cabeza sonriente. "Y si no quieres hablar del tema y prefieres otra guerra de harina, ¡hey! Yo estoy dispuesto a lo que sea." Dice Kenny riéndose.

De repente, sentí como me quitaba un grandísimo peso de encima, y empecé a reírme con ellos. Por fin personas que merecen la pena.

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Gracias<3




Fruta prohibida {Nate Maloley y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora