Navidad ×Ronaco×

Navidad

-¿¡Se puede saber que demonios te pasa, mamá!?

Ron era una persona tranquila y muy risueña, que casi nunca se enojaba. Por lo que era natural la reacción de su familia al verlo de esa manera y escuchar ese tono de voz

-Tranquilizate, Ronnie

Intentó calmarlo su madre, quien era la principal culpable de aquello

-No, madre. No me voy a tranquilizar hasta que me expliquen ¿Qué demonios tenían en la cabeza? ¿Qué les hizo Draco para que lo trataran así?

Los gemelos, incómodos, se levantaron del sillón y negaron viendo a su madre

-Mamá, te amamos, pero...

-Eso fue muy bajo, hasta para ti

Y con eso, Fred y George subieron las escaleras y desaparecieron al piso de arriba

Para comprender esta situación, debemos volver a unas 5 horas antes

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Draco suspiraba mientras acomodaba el cabello de su novio con una sonrisa

-Eres un auténtico caso, Weasley

-Lo sé, tesoro, me esfuerzo para seguir siendo aquel caso del que te enamoraste

Draco sonrió aún más al sentir las manos de su pareja en su cintura

-Te quiero, maldita comadreja

-Yo también, hurón albino

Ambos se miraron a los ojos y acercaron sus rostros para darse un pequeño y dulce beso, con el cual expresaban parte de su cariño el uno al otro

-¿Debo ir a la casa de tus padres para Navidad? Me puedo quedar en casa de Luna... -habló el rubio con incomodidad-

El rubio nunca se llevo bien con la familia de pelirrojos, de hecho a todo el mundo le sorprendió la relación entre el Malfoy y el Weasley

Ron quería presentarle su novio a su familia, sabía que sería un tanto difícil hacer que lo aceptaran cómo tal, pero estaba dispuesto a dar la pelea

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Al bajar del auto, Draco intento no hacer una mueca de disgusto, y observo la casa frente a él; una casa de dos pisos de color rojo palo, el jardín era adornado por decoraciones que gritaban "Navidad" por donde lo vieras

Ron tomo su mano con delicadeza y le besó la mejilla

-Si ocurre algo, me dices y vamos a casa con nuestros niños

El rubio sonrió al reconocer cómo Ron ya tomaba a sus tres gatos como sus hijos

-Bien, pero mañana quiero ir a casa y hace nada, nos quedaremos en cama y punto

-Claro que sí, tesoro

Al entrar, el ambiente no era muy distinto al jardín, toda la casa estaba adornada y el aroma a galletas recién torneadas resaltaba en la casa, las paredes estaban pintadas de un color amarillo desteñido, había fotos familiares por doquier

-¡Ronnie! -una voz algo aguda pero dulce resonó por la casa-

-Mamá -contesto el pelirrojo mientras abrazaba a su madre- ¿Cómo estas?

-Bien ¿Y tú, mi vida? -preguntó la mujer-

-Bien... Mamá, te quiero presentar a alguien

Y listo, eso fue todo, Draco sintió como la mujer lo miraba de mala manera, la mueca que fingía ser una sonrisa la delataba