Emparejamiento: Alcina Dimitrescu x Fem Lector
Nota de la autora: Es algo que ha estado rondando por mi cabeza por un tiempo, pero lo disfruten y comenten si desean segunda parte.
Número de palabras: 680
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Se dice que existe un pequeño pueblo en Rumania donde reside una dama alta. Dios, existen historias sobre la cantidad de hombres que han muerto por su propia mano. Está claro que esta mujer no se molesta en mancharse las manos de sangre; ningún hombre ha sido capaz de acercarse a ella sin morir en el intento. Pero, como dije, ningún hombre.
El castillo Dimitrescu había llamado tu interés hace mucho. Eras consciente de las aberraciones que ocurrían dentro del lugar, pero lo único que lograba era que desearas con más fuerza entrar en ese lugar.
Jamás habías estado en el castillo antes, pero de algún modo sabías a dónde tenías que ir para encontrarte con la señora de la casa. Las sirvientas te miraban, pero ninguna de ellas era capaz de detenerte. Nada podría alejarte de tu objetivo en este momento. Justo como te lo imaginabas, ella se encontraba en su oficina.
Si las miradas pudieran matar, lo habrían hecho en ese preciso momento en que interrumpiste en la oficina de la señora.
—Eres mucho más gloriosa de lo que me había imaginado —dices, rompiendo el silencio y acercándote a la Dama.
—Nunca trataría de objetivar, pero eres un diez, cariño —añades, tomando su mandíbula y admirando sus rasgos.
Labios carmesí que gritaban que los hicieras tuyos, reclamarlos de una vez por todas y hacer esto realidad.
—¿Quién eres? —pregunta la mujer, algo atónita con tu confianza para tratarla de ese modo.
—No puedo creer que no seas capaz de recordarme —respondes soltando una suave carcajada—, pero tampoco es que tú y yo hablemos mucho —dices quitando un mechón de cabello de su rostro.
—No... no puede ser verdad.
—Oh, cariño, claro que lo es —dices, perdiéndote en esos ojos dorados—. Más debo admitir que eres aún más hermosa en persona —añades, tomando algo de espacio entre ustedes.
Dimitrescu se para de su lugar y es algo sorprendente que, aun estando en su máximo esplendor, siga siendo un poco más baja que tú.
—Creí que habían sido solo sueños.
—Pero no se sentían así, ¿cierto? —dices mirándola de arriba a abajo.
—Me llamaste aquella noche. Estabas tan enojada de que la Madre Miranda prefiriera a tu hermano en vez de a ti, pero ambas sabemos que no es así; no solamente deseas ser su favorita —dices, dando una pequeña vuelta por el lugar—. Entonces lo hiciste, aparecí en tus sueños y fui capaz de ofrecerte una de las mejores experiencias sexuales que has tenido. Después de ello, jamás fue igual, ¿no es así?
—Pero ni siquiera estoy segura de cómo lo hice —responde, esta vez sabiendo con quién está tratando.
—Por supuesto que lo haces, solo recuerda.
Con esas palabras vienen a la cabeza de la mujer varias imágenes de esa ocasión. Puede sentir el enojo e impotencia, pero también podía sentir la soledad. En la nube de emociones, dijo que a quien sea que le estuviese escuchando que, por favor, se le fuera dada una liberación, que no deseaba más que dejar de sentir esto, esta obsesión por querer ser la favorita, que la Madre Miranda la notase, repitiendo esto una y otra vez, hasta quedarse dormida. De ahí en fuera, lo único que recuerda es el placer.
—Diría que estás jugando con fuego, pero más bien sería con todo el infierno entero —tus palabras la traen a la realidad viendo algo de temor en su mirada.
—Lo que sea que esté pasando por tu mente será mejor que lo descartes —dices negando con la cabeza.
—¿Entonces por qué estás aquí?
—Para matarte y acabar con esto de una vez por todas..., más no lo haré.
—¿Por qué?
—Sé una buena chica y aléjate de aquí con tus hijas de una vez por todas. No desearás estar aquí cuando esto empiece.
De algún modo, tu elección de palabras había hecho a la dama estremecerse en su lugar, ya sea por el nombre de mascota o las advertencias que más bien parecían una amenaza.
—Tienes unas semanas, Alcina, será mejor que hagas lo correcto —dices para luego desaparecer del lugar.
La guerra había empezado y ya era el momento de ponerle fin a Miranda de una vez por todas.
Sé que no he publicado nada en un buen tiempo y esto ya estaba en mis borradores. Creo que ustedes se merecen el final de esta historia. En los siguientes días estaré intentando publicar todos los escritos que tengo a medias.
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One-shots [Pedidos abiertos]
FanfictionConjunto de One-shots sobre lector femenino conviviendo o manteniendo una relación con diferentes personajes ficticios