Prólogo.

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—En serio, amiga, perdón. Me siento horrible. —me abraza una mis amigas y yo me quiero morir.

Por suerte soy una persona bastante pasiva y no me enojo fácil, pero en este momento quiero estar 5 metros bajo tierra.

—Está bien, Lia. No fue tu culpa... —digo mientras le correspondo el abrazo.

—Es que no sé cómo pasó, el vio tu mensaje y me preguntó.

Apareció Jane y nos preguntó que pasaba.

—Que t/n, ayer me mandó un mensaje contando que Zack la había mirado por la ventana del aula. —Jane asiente y yo pongo mi mano en mi cara, Lia sigue contando— Cuestión que Anthony agarró mi celular y yo no había leído el mensaje de ella. Anthony abrió mi WhatsApp y vio ese mensaje.

Veo que Jane está conteniendo una risa y le pego en el hombro.

—Entonces, ¿me estás diciendo que Anthony se enteró que estás enamorada de su mejor amigo?

—Diste en el blanco.

Ella empieza a reírse a carcajadas, que conste que estábamos en el medio del patio de recreo.

—Encima me imagino el mensaje, —dice entre risas—"Hoy ricitos de oro me volvió a mirar" y muchos emojis de enamorada.

Bajo la cabeza apretando los labios y Lia me mira a mí.

—Oh, no. ¡¿EN SERIO DECÍA ESO?!

—Algo parecido. — digo yo, defendiéndome.

—Decía exactamente eso. — adivina Jane, ella me conoce y sabe cuando miento o digo la verdad.

—BUENO SI, DECÍA EXACTAMENTE ESO. — le grito.

—¿Qué planeas hacer? —pregunta.

—¿Matarme? —respondo, a lo que Lia me pega— bueno, supongo que rezar para que Anthony no se lo diga a ricitos de oro.

—¿Por qué seguís usando el término "ricitos de oro"? —revolea los ojos— es horrible.

—Ya lo explique millones de veces. Él tiene pelo rubio hermoso, y rulitos. Y ¿que personaje es igual? —pregunto.

—Ricitos de oro es una mujer. —Aclara Jane.

—Esos son detalles menores. —digo restandole importancia.

—Sí... super normal por suerte.

Si antes me quería meter 5 metros bajo tierra, ahora me quiero enterrar 10 metros abajo.

Veo al lindo de Zack, bajar con Anthony. Estaban hablando como siempre, pero posiblemente su tema de conversación sea yo.

—Cubranme.

Pongo a mis dos amigas de barrera y me escondo atrás. Pero viene Kate del kiosko y me empieza a gritar.

—¡T/n! ¡T/n! ¡CONSEGUÍ CHIPAS!

Claramente Anthony y Zack miran a esa loca (igual la quiero) que está gritando por mi. Salgo de mi escondite y ella se acerca corriendo a mí.

—Wow, que emoción, Kate. —digo nerviosa al ver que hormiga me estaba mirando.

—¿Viste? —dice ella sin captar nada de lo que está ocurriendo.

Veo que Zack suelta una risita y sigue caminando con su amigo.

Agarro a Kate del brazo y la llevo al círculo de amigas.

—Me sonrió, ¿eso qué significa?

—Que definitivamente sabe. — habla Jane.

Lia empieza a entrar en crisis, pobre, se debe sentir culpable. Así que trato de calmarla.

—Igual, la vida es una, no te preocupes. Tampoco es que fuera a cambiar algo porque lo sepa o no. Después de todo, estamos destinados a ser nada. —digo abrazando a Lia.

—Ojo, t/n, no des nada por terminado. Tal vez, esto sea el inicio de algo. —dice Jane.

—¿De qué hablan? —dice Kate mientras muerde una chipa.

—De mis penas de amor. —abro mi boca para que Kate deje una chipa ahí.

—Otra vez ricitos de oro? --dice ella dándome de comer.

—¡DEJEN DE DECIRLE RICITOS DE ORO! —se desespera Jane.

—No me odies, t/n. —me mira Lia.

—No te odio, tonta. ¿Qué es lo peor que puede pasar?

Las 4 nos miramos, con miedo de lo que nos deparará el futuro. 

Nuestro destino - Anthony LaRusso y t/nDonde viven las historias. Descúbrelo ahora