Capítulo 1.

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—Chicos, abran el libro en la página 73, por favor.

—Ya me quiero ir. —se queja Kate, mi compañera de banco.

—No exageres. Es recién la segunda clase, todavía falta: Matemática, inglés, química y física.

—Bueno, bueno, ya entendí. —me calla.

Reboleo los ojos, riéndome.

—Puedo dormirme? —me pregunta, apoyando su cabeza en mi hombro.

—Hay que estudiar. —me rio cuando ella bufa.

—Así sos. —se enoja.

Niego con la cabeza ante tal acto chiquilín de mi amiga. Somos muy distintas, pero nos llevamos muy bien. Ella odia la escuela, odia trabajar, odia tomar apuntes y tener que estudiarlos, pero aprueba igual. En cambio, yo, tomo apuntes, me gusta estudiar y amo venir a la escuela. Hace que me sienta útil en algo.

Estábamos en clase de lengua, la profesora llama al silencio luego de hacernos leer un fragmento de un libro.

—Como sabrán, en dos semanas cierra la nota bimestral y me gustaría tener una nota más a las que ya evalué. Por eso, vamos a hacer un pequeño trabajo practico, —todos se quejan con ruidos— en grupo.

Automáticamente, Kate, Jane, Lia y yo nos miramos para dar a entender que íbamos a hacerlo juntas. Como la mayoría de los trabajos.

—Avisos importantes, —empieza a aclarar— el trabajo no se hace en clase.

Todos vuelven a quejarse de lo que dijo la profesora.

—Segundo aviso, —hace una pausa para mirar la hoja que tenía arriba de su escritorio— los grupos son de 4 integrantes.

Mi grupo de amigas sonríe porque somos justas, ya nos pasó varias veces de tener que separarnos porque el máximo era hasta 3.

—Tercer aviso, los grupos —se queda en silencio— los elijo yo.

Una queja masiva aturde los oídos de la profesora, me incluyo en las quejas. Odio que elijan los profesores los grupos, siempre te ponen con gente que nunca hablaste, o peor, con gente que no queres hablar por varios motivos.

—Me quiero morir. —digo en voz alta, mientras me quejo en un grito ahogado.

Siento una bofetada en mi cabeza, levanto los ojos y era Kate.

—¿Qué haces? —le pregunto acallando una carcajada.

—Vos siempre tenes suerte con esto. A mí me ponen con los raritos del curso.

—¡No digas así! —la reto.

—Bueno, con los... —busca un sinónimo— diferenciados del curso. ¿Ahí te gustó más?

—Va mejorando.

—Al final de la clase, daré los integrantes de cada uno de los grupos. Mientras tanto, sin repetir y sin soplar, —era su típica frase— van a hacer la pagina 123 de la ficha. A trabajar.

—¿Te pinta ratearte? —me susurra Kate.

—Dale. ¿A dónde vamos? ¿A la china? ¿O a Canadá? —respondo sarcásticamente

Ella rebolea los ojos y se apoya la cabeza en el banco para intentar dormir.

Yo miro de reojo a Zack y él ya me estaba observando. Rápidamente saco la mirada y me cubro con la mano para que deje de hacerlo, y no se dé cuenta de mis cachetes rosáceos.

Estoy en graves problemas, y todo por un mensaje no leído.

♡♡♡

—Faltan 5 minutos, así que préstenme atención para los grupos.

Todos hacen silencio, porque esta profesora nos puede dejar sin recreo hasta que termine lo que tiene que decir.

Ella agarra la hoja en la que estaba trabajando los grupos y nombra los integrantes.

—Último grupo: Anthony, Luke, Max y t/n.

Quedo plasmada mirando al pizarrón. No me puede estar pasando esto a mí.

—¿Quién tuvo mala suerte ahora? — le hablo a Kate.

—Puede fallar.

Suena el timbre del recreo y yo me quede acomodando un par de cosas en mi banco cuando alguien me toca el hombro.

—Dame cinco. —digo sin darme vuelta, pensando que es una de mis amigas que viene a molestar.

—Tranquila, espero.

Esa voz de una mujer no es. Me doy vuelta y era Anthony.

—Perdón, —me río incomoda— pensé que era una de mis amigas.

—No pasa nada. Terminá lo que estabas haciendo y te digo.

Veo como él se sienta en la silla de al lado mío, paciente. Yo estaba terminando un ejercicio de matemática que no me salía y es para la próxima hora.

—¿Entendes algo de matemática? —pregunta, mientras mira mi hoja. Su pelo disparatado tapa mi vista.

—Se me defender.

Él sale de mi visión y yo le hablo:

—Decime, te escucho. ¿Es por el trabajo?

—Exacto. ¿Cuándo podés venir a mi casa para empezarlo?

—¿A tu casa? —pregunto extrañada.

—Sí. Va si queres. —dice ahora tímido.

—Por mí no hay problema, ¿hoy podes?

—Tengo entrenamiento en el colegio, para el club de futbol.

Cierto, él y Zack están en el equipo de futbol masculino del colegio. Todos los fines de semana, hacen partidos en las canchas del predio. Los partidos son de 10 de la mañana y duran hasta la 1 de la tarde. No querrán saber cómo obtuve esa información.

—Ah... mañana no puedo.

—Hagamos una cosa, —plantea— quédate al entrenamiento, y cuando termine, me cambio y vamos a mi casa. ¿Qué decís?

Wow, esto cada vez se pone más raro.

—Está bien. Hacemos eso. ¿Ya le preguntaste a los chicos?

—Todavía no. Ahora arreglo con ellos. Pasa que vos sos la líder del grupo. —dice en susurro.

—Ni empezamos y ya soy líder. —me rio.

—Obvio. Nos vemos después, t/n.

—Chau, Anthony.

—Chau, Zack. —me guiña un ojo y se va riendo.

Ay no. Estoy en tal crisis.

♡♡♡

—No hay tal crisis, amiga. Relaja, respira. —me dice Lia, intentando calmarme en el baño.

—¡ME DIJO ¨ZACK¨! —grito— ¡¿ENTENDES LO QUE ES ESO?!

—¿Qué te confundió con él? — acota Kate.

—No, Kate. Eso significa que claramente sabe que le gusta Zack y la está molestando para que se enoje. —dice Jane y todas la miran mal— ¿Qué? Es la verdad.

—Lo peor es que es verdad. —le doy la razón.

—¿Y qué vas a hacer? —pregunta Lia, todavía sintiéndose culpable por lo que está pasando.

—Hacer el trabajo y listo. No puede ser tan difícil hacer eso, ¿no?

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⏰ Última actualización: Aug 31 ⏰

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Nuestro destino - Anthony LaRusso y t/nDonde viven las historias. Descúbrelo ahora