El encanto del pianista.

memorias de una melodía.

Podía sentir los indicios de un dolor de cabeza severo, esto sería una completa mierda sino fuera porque ya está muy acostumbrado al sentimiento, por más que le duela admitirlo.

━Livio, tengo que dejarte.━ Interrumpió a su hermano en plena conversación, a decir verdad no tenía idea de lo que le estaba hablando. Escucho al albino suspirar derrotado. ━Vamos, sabes que no puedo cumplir eso.

Muchas veces comprendía la preocupación de su hermano, sabía más que nadie sobre sus hábitos poco sanos, pero a Nicholas no le podría molestar más cuando le pedía cosas que sabía que no era capaz de lograr. Ya había decepcionado muchas veces a Livio, y no le entusiasmaba hacerlo otras más.

Escuchó fastidiado el regaño del otro chico a través de su teléfono, las llamadas solían durar más de lo normal cuando Nicholas se ponía necio ante algunas peticiones. Aunque para justificarse, muchas veces se metía en asuntos que no le importaban (sabe en el fondo que está bien que le importe, pero Wolfwood es un bastardo orgulloso).

No fue hasta pasadas diez de la noche que al fin fue liberado de aquel gran sermón al que fue sentenciado, cuando al fin pudo soltar el teléfono para colgar la llamada y poder admirar finalmente su departamento, que realmente tan suyo no era, solo tendría que hacer algunos pagos más.
Pero no le importaba, al fin tenía algo propio, a lo que podría llamar suyo, además de su hermosa moto.

Decidió salir hacia el balcón de su nuevo hogar, ignorando completamente la gran cantidad de cajas que estaban esperando impacientemente ser desempacadas por él, pero que tendrían que esperar mucho más tiempo, al menos lo suficiente para que pueda fumarse un cigarro, o una cajetilla. Su humor estaba por los suelos, tanto que sus labios picaban ansiosos por nicotina, y él no se haría del rogar.

Una vocecilla dentro de su cabeza le estaba sugiriendo que no sería tan buena idea fumar ahora mismo, que quizás sería muy tarde y podría apestar los balcones vecinos. Podría meterse en problemas y apenas era su primera noche aquí. Pero Nicholas nunca ha sido especialmente obediente hacia su subconsciente, y la satisfacción que sintió cuando dió la primera calada al cigarro hizo que se olvidará completamente del primer pensamiento. Los vecinos podrían lidiar con el apestoso olor.

En el eterno silencio de la noche, cuando no se escuchaba más que el maullido de un extraño gato negro que estaba a lo lejos, y los grillos que anunciaban que ya era hora de dormir, fue cuando pudo distinguir el sonido de un piano, sonaba como un pequeño susurro que se confundía con el silbido del viento, pero afortunadamente Wolfwood fue capaz de escucharlo.

Afortunado fue la manera de describirlo, porque puede que no sea muy fan del piano, y prefiera muchos otros instrumentos más antes que el teclado. La melodia en específico que sonaba lo más bajo posible, era lo mejor que había escuchado en mucho tiempo.
Las tonadas eran feroces, rugiendo de forma desgarradora la tristeza que inundaba al individuo que la tocaba, desesperado por alguna cosa por la que Nicholas estaba dispuesto a descubrir y ayudar si le daban la oportunidad. Pudo sentir el éxtasis en cada extremidad de su cuerpo ante la tonada melancólica, estando completamente identificado con la persona desconocida que tocaba de forma tan inhumanamente hermosa.

Quería descubrir quién era, correr hacia ella y acunarla entre sus brazos. Decirle que todo estaría bien, que él estaba aquí para ayudarle a encontrar la forma de apaciguar sus miedos. Estando dispuesto a hacer todo lo que estuviera dentro y fuera de sus posibilidades.

Cuando se quiso dar cuenta, estaba pegado hacia una de las esquinas del balcón, mirando atontado el departamento vecino. Casi se planteaba sobre si era posible brincarse de su lugar al de la persona que tenía esa melodía del piano.

¿Que tan alto era si saltaba? Seguramente no lo suficiente para matarlo.
Un momento, ¿Qué carajo le pasaba? No podía hacer semejante estupidez.

Rió en voz alta, pensando en como Livio lo golpearía hasta la mierda si hacía algo tan tonto como brincar de su balcón hacia el del vecino que ni siquiera conocía.

Puede que su risa haya sido muy escandalosa, porque de golpe se detuvo el sonido del piano, Wolfwood se lamentó en cuanto lo hizo, pero la pesadez del sentimiento no duró mucho, porque pudo ver la silueta de un hombre levantarse a través de la cortina que cubría el gran ventanal.

Asumió que era un hombre, por la forma de la musculosa espalda que el desconocido poseía. Si Nicholas se sentía embodado hacía la anterior melodía que salía del departamento de al lado, ahora sin duda se sentía atraído hacia tan elegante figura. Quería descubrir las manos que eran capaces de componer tan linda canción que lo logró cautivar de forma instantánea.

Pero de momento se conformaría con mirar los brazos bien trabajados que el vecino mostró cuando comenzó a caminar por la habitación, terminando de mostrar la silueta completa del chico a través de la ligera luz cálida que cubría la habitación. Pudo notar su cabello ligeramente largo cayendo despeinado hacia los lados de su cabeza, preguntándose al instante de que color serían los mechones que la cubrían.

Detuvo su tren de pensamiento sobre el aspecto de su vecino. No parecía ser muy sano semi obsesionarte con una persona la cual solo sabes que toca el piano.

Cerró sus ojos y sobó con pesar las sienes de su cabeza, esperando que la migraña bajara un poco para irse a dormir. Tiró la colilla del cigarro por el balcón, y se metió de lleno a su departamento. Esperando conciliar el sueño sin pensar de más en cosas que no debería.

Mientras tanto, en el departamento continuo, Knives salió de su habitación para agarrar la toalla que estaba en el cuarto que estaba frente al suyo, y así poder comenzar de terminar de secar su cabello. Podría enfermarse si no se secaba adecuadamente cuando salía de bañar.

━¿Terminaste de masturbarte viendo tu propia presentación de hoy? ━. Preguntó por encima cierto rubio que estaba más concentrado en limpiar la prótesis de su brazo, ya estaba un poco descuidada.

━Cállate, Vash. No seas vulgar.━ Le respondió dándole un zape hacia su cabeza, el otro hombre soltó un chillido en forma de queja. ━Necesitaba ver el vídeo. Quiero saber en que puedo mejorar para la próxima.

━ Vamos, Nai, lo hiciste bien.

━Pero lo puedo hacer mejor.