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—Capitulo largo—

Me encontraba sentada en mi habitación, escuche ruidos otra vez en la casa de Patrick. Lo ma extraño es que ya nadie vive ahí.
Deje de pensar en eso y me dirige a la escuela, al llegar encontré a Salvador.

—Hola—me saludo con un beso.

—Hola—susurre

—Prestame 50 pesos—me ordeno

—¿Para qué?—pregunte.

—Para el desayuno en la cafetería

—¿No crees que 50 pesos es mucho para un desayuno? Con 20 tienes—dije molesta.

—Bueno, prometí  pagarle el desayuno a David—se refería a un amigo suyo.
Le di el dinero para alejarlo.
Ni siquiera se molesto en darme las gracias, no me importaba.

—Mierda— maldicio él al cerrar la puerta de su casillero con su dedo adentro

—Ya te he dicho que no maldigas así—interferí

—Mierda, mierda, mierda, mierda—decia para molestarme

—Idiota—le dije.

—¿Qué tiene de malo?

—Las grocerias son feas, me parecen lo peor del español.

—Como sea—se fue.
Ya estaba harta de él, era un animal, un salvaje, un estúpido y salvaje neandertal, pero siento que no puedo terminarlo, me asusta, ya que; él me ha levantado la mano, no me golpeo, pero fue terrorífico pensar que lo haría, tengo que hacerlo, tal vez hoy sera el día donde lo termine, solo tengo que tener fuerzas.

El día de clases termino, Salvador quiso acompañarme a casa, acepte, cuando llegamos a mi casa di una mirada hacia la casa de Patrick, suspire y mire a Salvador, este me sonrió dulcemente, le devolví un gesto parecido a una sonrisa, respire y comence a hablar

—Salvador...

—Dime—sus ojos brillaron

—Creo que deberíamos terminar...

—¿Qué? ¿Por qué?—subio la voz.

—Siento que lo nuestro no esta funcionando—yo bajaba la voz cada vez mas

—¡¿Qué significa eso?!—se notaba que estaba muy confundido

—Ya no eres como antes...

—Lo sé, pero, puedo cambiar ¡Dame otra oportunidad!

—No, ya no quiero que seas parte de mi vida—comence a enojarme

—Pero, por qué, dame una última oportunidad, ¡Cambiare!—su voz era cada vez mas alta e irritada

—¡No! Estoy harta de ti, ya no quiero que me ates a ti como siempre, eres un idiota, un salvaje, eres un...—me soltó una bofetada, mi mejilla ardía al igual que mis ojos por las lágrimas que comenzaban a salir

—Lo siento mucho, perdón, te juro que no fue mi intención, no estoy pensando claro—sus ojos se cristalizaron—No volverá a pasar, tú sabes como es que estoy educado, te conté la historia con mi madre y mi padre...

—Largate.

—Por favor, tienes que darme otra oportunidad— suplicaba con las manos

— ¡Dije que te largaras!—grite

Salvador salio de mi casa, yo subí a mi habitación a llorar, lloraba por todo lo que había sido de nosotros, tanta esperanza que había en nosotros, tantas risas, tantos cariños, todo, se ha ido a la basura. Seguí llorando hasta a las 12 de la noche que puede dormir, un ruido de un vidrio quebrado me levanto rápido.
No quería moverme, soy paranoica en exceso, solo me quede recostada, y con una cobija me tape hasta la cabeza.
Alguien subia las escaleras

—¿Mamá?— pregunte con terror aun cubierta de pies a cabeza.
Alguien dio golpecitos con el índice a mi hombro, me destape y di un brinco al ver lo que vi.

—Tienes que ayudarme —era Patrick.

—Mierda...

Tóxico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora