CAPITULO 1

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Al salir del trabajo, mi amiga me estaba esperando afuera del edificio, exhausta por el día deseaba solo llegar a mi casa, sostuve mi dije en forma de rosa que colgaba en mi pecho y suspiré profundo.

—Espero que esta vez, si te vuelva ver— susurre con melancolía.

Amanda me esperaba sentada en la parada del camión por suerte estaba mi trabajo en una esquina donde los camiones se paraban a recoger la gente.

—Hola mujer —Me dijo algo apagada.

—¡Hola! —dije entusiasmada, volver a ver a mi amiga después de sus vacaciones era motivo de mi alegría —¿Cómo te fue en tus vacaciones?

—Bien, por suerte tuve tiempo de dormir y comer — Sonrío un poco, yo la entendía, sabia que esa sonrisa que apenas se asomaban eran de alegría.

—Se nota que lograste soñar con él— dije con picardía.

Me miro de reojo, lo pensó por un momento y con una sonrisa de alegría me abrazo con fuerza.

—Si y me dijo que el día se acercaba —Me soltó de un tiro como si hubiera dado una mala noticia.

—¿Qué dices? —La mire extrañada.

—Apenas lo recordé, soñé a tu jefe diciéndome que nos preparamos porque el día se acerca.

Yo la mire sorprendida, talvez estaba imaginando ese sueño.

—¿Y tu le crees?

—Es un sueño, Celeste, solo estaba jugando, mejor tomemos el camión que ya viene.

Al tomar mi libreta de recuerdos se cayó a la banqueta, apresurada la tome y sin darme cuenta una de las hojas salió volando, lo agarre con prisas y corrí a tomar asiento de al lado de mi amiga.

Ya sentada tomé la hoja que había volado, de reojo mire lo que estaba escrito, eso me llamo la atención, un dolor en mi pecho apareció, sentía que algo importante me estaba diciendo esa hoja, o talvez era una locura.

—¿Qué te pasa? —dijo Amanda preocupada al verme nerviosa.

—Mira lo que dice esta hoja — le mostré, y ella lo leyó en voz alta.

—Si el camino que tienes ante ti esta despejado probablemente estés en el de otra persona, de Joseph Cambell — me miro extrañada —¿De dónde sacaste esto?

—En internet, me había gustado mucho que lo apunte en esta hoja y lo guarde, en ese tiempo no me llamo la atención como ahora.

Los nervios comenzaron aparecer en mi cabeza, pues mi cuerpo temblaba como si el miedo se apoderaba de mí.

—Algo anda mal Amanda — Me toque mi pecho, sentía como algo brotaba de mi corazón.

Mi amiga observo hacia la ventada del camión —Algo se acerca, Celeste— dijo asustada.

—¡Agárrense! —Llegue a escuchar gritar el conductor, comenzó a acelerar el autobús, toda la gente murmura y otras gritaban.

—¡Dios mío! ¿Qué es eso? —gritó una mujer que traía en brazos a su hija de seis años.

Todos se asomaban por la ventana, mientras mi amiga pedía ayuda porque estaba apunto de desmayarme.

—Respira profundo, cuenta hasta diez, vamos tu puedes.

Intente realizar la actividad que me pedía Amanda hacer, poco a poco logre calmarme, controlando ese dolor en mi pecho. Una vez que me recupere el camión termino chocando con otro autobús, la gente gritaba asustada y comenzó a salir a toda prisa dejándonos a varios pasajeros atrapados entre la multitud.

Deseo de las elementalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora