Capítulo 3: No puede ser.

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Yamato no hablo con Mimi respecto a lo que estaba pasando, pero tampoco podía decir nada al respecto a nadie, tal vez se peleó con su madre y la tomo con mucha fuerza y le dejo las manos pintadas en la piel, tal vez las rodillas raspadas fue en un entrenamiento de gimnasia, no lo sabía, pero veía a Mimi algo apagada cada vez que iba a los ensayos.

Mimi en cada ensayo se aprendía más aquella canción que Yamato había escrito, y aprendía cada día a tocar la guitarra algo que le gustaba mucho.

—¿Para quién escribiste esa canción? —Pregunto Mimi cierta tarde cuando descansaban.

—Para nadie en especial—Menciono Yamato, sabía que en algún momento le haría esa pregunta, la conocía tan bien que lo sabía.

—Eso es mentira, debió ser escrita para alguien especial—Dijo Mimi en tono burlesco —Es para Sora—Menciono la chica de la misma forma.

—No, no es para Sora.

—Entonces es para mí—Dijo de la misma forma burlona.

—Sabes que conozco a más chicas que a ti y a Sora cierto.

—Pues nunca te he visto con ninguna de ellas, lobo solitario—Menciono Mimi burlándose de Yamato.

Yamato tan solo había fruncido el ceño mientras veía como Mimi volvía a tener esa sonrisa que siempre la había caracterizado. Vio inconscientemente su muñeca y ese moretón ya casi no estaba, tal vez no era nada por qué preocuparse.

Pero realmente Mimi estaba viviendo acoso por parte de sus compañeras de salón. No era la primera vez que lo hacían, se burlaban de ella, o le tiraban sus cosas, pero esa tarde fue lo peor, iban a gimnasia y ella fue la última en salir cuando intento salir la puerta estaba cerrada, atorada y escuchaba risillas afuera de la puerta.

Mimi no entendía por qué le hacían todas esas bromas pesadas, pero ella estaba cansada de todo ello, empujo la puerta todo lo que pudo, pero no logro nada más que lastimarse el hombro. Busco por todos lados y vio una ventana abierta, movió una banca del gimnasio para poder subir en ella, era una pared bastante alta pero aun así tenía que salir y decirle a los profesores que estaba pasando.

Llego a la ventana y salto por ella, pero sus cálculos estaban mal y se golpeó la muñeca, le dolía mucho y le costaba levantarse.

—Ay la americana se lastimo—Escucho una risa burlona.

—Ayaka—Mimi dijo viendo a una chica de cabellos negros y lentes.

Una chica de cabellos castaños la empujo nuevamente cuando Mimi se intentó levantar.

—No tienes derecho a llámame por mi nombre—Dijo la chica de cabellos negros—Para ti soy Hatsume sama, escuchaste—Aquella chica de cabellos negros estaba sumamente enojada con Mimi por alguna razón.

De repente un gran balde de agua cayó encima de Mimi por aquella ventana, otra de las cómplices de Ayaka lo había hecho. Sus nombres Ayaka Hatsume una chica bastante bonita de cabellos negros y tés muy blanca con lentes que enmarcaban su rostro, Kanna Mamoru ella poseía unos bonitos ojos castaños y cabellos del mismo tono, y la última pero no menos importante Ima Reiko.

Mimi sintió frio en todo su cuerpo, estaba fría el agua, aun no era verano y el clima aún estaba algo fresco.

—Una rata mojada—Rio Kanna con bastante fuerza.

—Déjenme en paz—Mimi dijo mientras se intentaba levantar, pero nuevamente Ayaka la empujo.

—Te lo dijimos al principio no queremos a las sabelotodo, así que lárgate de esta escuela—Ayaka dijo muy molesta.

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