10 Tranquilitos

25 3 0
                                    


Era de noche, habían cenado y, esta vez de verdad, todos los niños se encontraban en sus respectivas tiendas. Las únicas personas que se mantenían despiertas eran los dos monitores y la autista, que les acompañaba en la difícil misión de limpiar la cocina, aunque el tricolor y ella sabían que realmente sólo estaban jugando entre ellos, cotilleando entre los cajones mientras le dejaban al contrario todo el trabajo.

El europeo no era tonto y estaba enterado de aquello, pero lo dejó pasar al ver tan entretenido observar como estos dos jugaban entre ellos en vez de luchar por su atención como anteriormente hacían.

  —Gaaassp... ¡Mira esto! — Encontró Rebeca una botella de vino.

  —¿¡Qué haces con esas cosas, señorita!? Eso no le conviene a usted tan joven — Bromeaba arrebatándole la botella y dejándola en su lugar en la estantería.

  —¡De verdad, no quería hacer nada! Sólo la he cogido porque me llamaba la atención... — Se excusaba.

  —¿Ah, sí? ¿Y quieres probar? — Le ofreció tomándola nuevamente en sus manos.

  —¡Oh, no, por Dios! ¿¡Cómo podría!? Eso son cosas de mayores, y... ¿y si España se entera de que me estás ofreciendo?

  —Pues le invitamos a él también — Respondió seguro y sin ver cuál sería el problema.

  —¡Shhh! ¡Calla, que se va a enterar! —

  —¿España? Vamos a ir a beber nosotros dos, ¿te vienes? — Le ofreció en una obvia broma y actuación.

  —Uff, ni hablar, me pongo pesadísimo cuando me embriago — Dejó la fregona de lado —Me pongo a recordar mi oscuro pasado y a llorar... pasaríais vergüenza ajena —

La menor, que recordaba lo que pasó la última vez que recordó aquellos malvados recuerdos, escondió la botella y añadió:

  —Si así es, no beberás nunca más, ¡nunca! ¡Nunca, nunca, nunca! —

  —No, hombre, yo me quiero enterar... Que, por hacerse el misterioso, me está dejando con la intriga —

  —¡¡No y no, ni te quieras enterar!! — Trataba la niña de evitar a toda costa que siquiera se le pasara por la cabeza la idea de recordarlo.

  —Bueno, Rebeca, si es por lo dramático que me puse ese día, no te preocupes... — Contradijo. —Lo siento por haberte hecho pasar ese rato tan malo, realmente te mentí, porque es que no me acuerdo de nada de las cosas que pasaron esos días —

  —¿Cómo? — Interrogó la autista.

  —No sé, no me acuerdo de nada — Comentó sincero. —Supongo que cuando mis padres se divorciaron me sentí triste, ¿no? Es que no me acuerdo de nada —

  —Entonces... ¿tienes memoria a corto plazo o algo así? — Trató de averiguar el pelinegro.

  —¡No! Entonces no me acordaría de lo que estábamos hablando... Yo me acuerdo de las cosas, de verdad, sólo que no recuerdo nada, sólo de cosas aleatorias de vez en cuando —

  —... ¡Qué triste! — Le abrazó la menor. —... Entonces cuando la gente te diga: "parece que naciste ayer" ¿Tú dices que sí? —

  —Ugh, Rebeca, lo que se te ocurre no se le ocurre a nadie — Correpondió el abrazo rodando los ojos.

...

En la tienda de campaña 1...

  —¡Mira...! Te hemos hecho un collar de macarrones mi hermano y yo — Le enseñó a Eugenia con una sonrisa.

Campamento de Verano (💕Spuk💕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora