Tenía 14, después de que mi mama nos abandonara, mi papa muriera en un accidente de auto y perdiéramos a mi abuela de un ataque al corazón sentía que ya no me quedaba nada, llevaba un par de años viviendo definitivamente con mi tío Peter y verdaderamente lo que más disfrutaba eran las vacaciones, me despertaba temprano y me dirigía a las Industrias Mcgregor, la empresa que había fundado mi tío, con la ayuda de mis abuelos, hace algunos años. Empezó en la arqueología cuando apenas era un jovencito, realizando investigaciones para arqueólogos de gran renombre en mi ciudad, y al final acabo por independizarse y ganar un estatus para su nombre. Peter Mcgregor, Doctor en Arqueología.
Vivía con él, así que prácticamente crecí con la arqueología a mi alrededor y mi más grande sueño era ser como mi tío, quien ya se había convertido en uno de los arqueólogos más renombrados del país, hasta este momento, por si solo había dirigido una cantidad de proyector que no podría enumerar jamás, y como ya saben había venido desde abajo, sus empleados lo admiraban y dirigir las Industrias Mcgregor era para mí un sueño por cumplir. Ser la Doctora April Mcgregor era mi sueño más loco pero sabía que lo conseguiría.
Mi papa, Thomas, en vida trabajó de abogado y su secretaria y mano derecha (aquí entre nos yo creo que hasta mas) se llamaba Andrea Dobois, ella era parte importante para que mi papa ganará sus casos y para ella fue un golpe muy fuerte cuando murió. Andrea era madre soltera de un jovencito llamado George, en cambio ya mi mama no estaba y mi papá me tenía a mí. George era como unos 4 años mayor que yo y desde que tengo memoria hemos sido muy buenos amigos.
Para este momento, George estaba recién graduado del colegio y a punto de cumplir uno de sus sueños, estudiar una licenciatura en Análisis Químico-Arqueológico.
Después de que papa murió y su socio David llevara su buffet a la quiebra, mi tío Peter trajo a Andrea a trabajar a las oficinas de IMSA (Industrias Mcgregor S.A.), así que pasaba la mayoría del tiempo con George, pero uno de esos días fue decisivo para mí, porque de él dependió mi vida entera aunque yo no lo supiera aún.
George decidió contarme una historia, una historia que cualquiera no le hubiera creído, al principio empecé a dudar, parecía sacada de un libro de cuentos de hadas o más bien de ciencia ficción, pero luego me di cuenta que hablaba en serio, muy en serio. George me dijo...
- Ap, si te digo un secreto súper loco. ¿Me crees?
- Jajá por que la pregunta, si tú sabes que siempre te he creído hasta lo más loco que me dices.
- Pero es que esto es más loco que las cosas locas que te he contado antes
- Y que podría ser más loco que....
- April! -interrumpió- si no te calmas no te voy a poder contar
- Ya pues, ya me calme, ahora suelta la sopa
- Primero debes prometer no decir nada
- Ya, ya promesa, ¡habla!
- Qué harías si te dijeran que el mundo no es precisamente como lo conoces y que las personas que habitan en el no son de donde dicen ser
- Ay por favor George, en todos los países ahí extranjeros, si no fuera así como estuviera creciendo el turismo en el país -le conteste algo asustada-
- April -volvió a interrumpir- quieres concentrarte, no hablo precisamente de turistas, son extranjeros especiales, más allá de otro país vienen de otro mundo.
- Estas totalmente tostado o es que apoyas al gobierno norteamericano y sus supuestos 9 alienígenas verdad. -le respondí en tono sarcástico, de verdad empezaba a preocuparme-
- April, no son alienígenas, simplemente son personas que les toco nacer en otro planeta
que no fue La Tierra precisamente, mira, hace 500 años aproximadamente...
Y así empezó con su relato, como ya les comente no quise creerle al principio, como era posible esto que ellos pudieran viajar de planeta en planeta y nosotros nunca nos hubiéramos dado cuenta, y desde hace 500 años, para que tengan una idea, un par de años después del descubrimiento de américa y ellos han estado entre nosotros tanto tiempo y nunca nos hemos percatado de esto, pero lo peor de todo era como nunca más habían podido regresar a casa, me causaba tanto dolor.
Después de que George termino la historia de cómo los mercurians quedaron atrapados en la tierra, era más mi emoción por saber más de ésta que el asombro de que una cultura completa de alienígena había pasado encubierto en frente de nuestras narices durante tantos años, yo solo tuve dos preguntas.
- ¿Cómo no los descubrieron? ¿Cómo, como tú te enteraste de esto?
- Fácil, te puedo dar una sola respuesta que aclarará tus dos incógnitas, mira...
George saco una pequeña navaja que tenía en su bolsillo y la dirigió a sus venas. Mi mejor amigo estaba tratando de suicidarse frente a mis ojos, luego de contarme la historia más asombrosa que jamás oí. Pues no, luego de cortar ligeramente uno de sus dedos, broto un liquido anaranjado, espeso que al caer se convirtió en una gota congelada, le pregunte...
- ¿Qué es eso?
- Es lava helada -me respondió- veras Ap, nosotros, los mercurians, somos física y anatómicamente parecidos a ustedes los terrestres, lo único que nos hace diferentes es que por nuestras venas no corre sangre caliente, sino esto. Sabes que Mercurio es el primer planeta después del sol.
- Por supuesto George ya pase primaria
- Veras pues el calor de ese magnífico astro es sumamente intenso, y para poder vivir en un planeta tan caliente, tenemos que estar protegidos, es por eso que este líquido helado corre por nuestras venas, somos seres fríos mientras que ustedes son seres calientes. Se podría decir que esa es nuestra única diferencia y a menos que un mercurian vaya a hacerse un examen de sangre no lo van a descubrir, nos hemos sabido cuidar todos estos años, y creo que no te tengo que contar quien me contó la historia
- Eres uno de ellos, y por eso lo sabes -respondí con asombro-
- Algo así, conozco la historia porque mi madre me la conto, en cambio, yo por mucho que daría por conocer Mercurio, nunca lo he pisado
- Naciste aquí, eres producto de una mescla entre un alienígena y un ser humano o algo parecido.
- ¡No, no, no! -exclamo George- Mis padres son mercurians puros y aunque quisiéramos que se creara una nueva raza que incorporara a la gente de este planeta tan hermoso que nos ha acogido, no pudiéramos. Mira April, las cosas no son tan sencillas como crees, no podemos reproducirnos raza y raza, porque los componentes que tienen la lava helada que llevamos en nuestras venas es altamente toxico para la sangre caliente
que llevan ustedes. No existen los semi mercurians o semi terrestres o mercu-rrestres, como quieras llamarlos, por mucho que quisiéramos, algo así jamás existirá.
Después de aquella tarde de historias les juro que quede sorprendida, ni mi tío Peter ni Andrea nunca se enteraron de lo que George me había contado, era nuestro pequeño secreto, nuestro y solo nuestro, en mis ratos libres de colegio iba a casa de George a conocer más, me apasionaba tanto estudiar a la cultura Mercuria que parecía que el tiempo volaba, George siempre me contaba historias sobre mercurio, su favorita era de una joven emperatriz llamada Lyra, estaba claro que significaba mucho para él solo que aún no me había dicho que tanto.
Lyra significaba la paz para su pueblo, y yo nunca imagine que, algún día, yo, llegaría a ser como ella...
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La Profecía de Mercurio
Science FictionDesde hace 500 años los habitantes del planeta mercurio han realizado viajes interplanetarios, pero después de que uno de sus investigadores roba una de las naves espaciales, la ruta de vuelta a Mercurio es clausurada y todo aquel que salga del plan...