Extra: Los monstruos amamos intensamente, Katsuki

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El olor de la sangre de alguna manera siempre le pareció desagradable apesar de su naturaleza, el metálico olor de ese líquido involuntariamente hacia comillas sobresalir por la excitación y no poder fingir ser humano.

Humano o vampiro, era ambos y a la vez nada.

Era un monstruo.

¿Por qué escucha que lo llaman de esa manera en sus pesadillas? Un dolor pesado invadía su pecho, justo en el corazón rogando ser consolado como un niño.

Duele, duele mucho.

Su respiración se sentía dolorosa con cada paso, los pulmones rogaban por aire mientras su boca se abría intentando no dejar salir el grito desgarrador de su ser. Era un monstruo.

Sus lágrimas caían al suelo sin parar mientras negaba, sus mejillas se humedecía por las gotas saladas y su nariz se había olvidado como respirar.

No aguanto el dolor y cayó, lloro como un niño mientras su rostro se contraía lamentablemente.

La nieve del invierno está presente, junto a la nieve blanca y fría que congelaba los dedos y provocaba heridas, el viento estaba inerte y parecía que todo el lugar había parado de trascurrir el tiempo.

Sus ojos estaban desconectado intentando no aceptar la realidad, toda la pulcra nieve bañada de un rojo carmesí adornado de cuerpos, y lo más aterrador era que sus propias garras estaban goteando demasiada sangre.

Abrazo a la única persona que lo cuidó con tanta ternura, ternura que ya no estaban en esos ojos rojos apagados y sin pizca de encanto, quería regresar en el tiempo y recobrar todos esos momentos al lado del lobo.

Quería morir junto a él.

Gritó hasta quedarse sin voz, lloró hasta el cansancio. Quería destruir todo, quería desaparecer de este mundo.

— Katsuki, despierta. Por favor... Kats...

La cabeza decapitada del lobo quebró su ser, los cuerpos tirados a su alrededor eran dolorosos de identificar, sus nuevos amigos, los cachorros y todos los lobos que lo aceptaron estaban muertos en un gran charco de sangre.

Si rogaba al cielo nadie lo escucharía, nadie escucharía las palabras de un pecador. La luna parecía burlarse de su vida iluminando su alrededor con claridad para enfocar su malvada naturaleza, sostuvo entre sus manos las mejillas frías.

Incluso muerto, Katsuki no parecía odiarlo.

¡No quería esto!

Sin embargo, desde hace un tiempo su preciado lobo perdió la calidez, sus manos se sintieron sucias manchando el bello y varonil rostro del lobo rubio.

— Lo siento, yo... Lo siento, Katsuki. — Lloró desconsolado.

Después de todo siempre fue un monstruo.

Un monstruo que debió morir hace mucho, que no merecía amor y buenos tratos de ningún ser vivo.

Shōto no merecía nada, además de la soledad.

Abrazo la cabeza en su pecho con fuerza, como de temor de perderlo, después de todo Shōto fue egoísta al pedir ser amado.

— Te amo. — Susurró las palabras con sollozos. — Los monstruos amamos intensamente, Katsuki.

Shōto Todoroki atravesó su corazón, un suicidio rápido que terminó sorprendiendo a los vampiros que obligaron su descontrol.

Después de todo Shōto ya no tenía fuerzas para nada.

Un pequeño grito y un golpe rápido, tumbó su cuerpo mientras protegía en su pecho a su amado lobo.

Lo siento, Katsuki.

¡Lo vas a romper! |BKTD|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora