Yeri acomodaba su cabello frente al espejo del baño, una vez satisfecha tomó sus cuadernos que estaban arriba de los lavamanos y salió tomando camino hasta la sala de delegados. Por los pasillos no había tantos estudiantes, por lo tanto, sus tacones resonaban por el pasillo.
Estiró su mano hacia la perilla de la puerta dispuesta a abrirla, pero alguien se le adelanto, fue tan repentino que dio un pequeño salto del susto. Frente a ella estaba SeHun, estaba sonriendo, pero al verla la cambió por una mueca desconcierto o ¿miedo? Frunció el ceño, estaba por hablar, pero SeulGi apareció detrás de él colocando la misma mueca.
Yeri los observó a los dos, ¿qué estaba pasando?
—¿Qué haces aquí?—Preguntó su novio.
Alzó una ceja—Amh, soy delegada, esta es la sala de delegados. ¿Qué heces tú aquí? ¿No tenías entrenamiento?
—Se canceló y vino aquí porque...
—¿Qué haces tú aquí también? Además, ¿por qué contestas por él?—Interrumpió a SeulGi. Se estaba empezando a enfadar—Me dijiste que YeoSang te empujó y te doblaste el tobillo, que te ibas a recostar en la enfermería... ¿Qué hacen los dos aquí? ¿Por qué mintieron?
—¿YeoSang te empujó?—Susurró SeHun.
—Estaba entrando a la universidad y me empujó, estaba yendo a la enfermería y...
—Y nos cruzamos, entonces la ayudé—Terminó SeHun—Vamos a cumplir tres años en una semana, hermosa, entonces le pedí ayuda a SeulGi para una sorpresa.
—¿Qué?—Murmuró suavizando su mirada.
—Eso, Yeri, él vino a pedirme ayuda a mí. Amo tanto la pareja que hacen, ¡me emocioné tanto cuando me dijo eso!—Exclamó Kang con una sonrisa tierna, contagiando a Yeri.
Hipócrita, esa era la única palabra que podría describir a los dos. Se reían de ella en sus narices, se burlaban. Una persona que le juraba amor y otra prometiéndole una amistad hermosa, solo se reían, se aprovechaban de su inocente cerebro y corazón.
Yeri solo era otra víctima enredada en una telaraña de mentiras y secretos.
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YeoSang acomodó su falda frente al espejo de ese motel, luego pasó sus dedos por su rubio cabello todavía algo húmedo para peinarlo un poco, a lo lejos oía a SeongHwa hablando por teléfono con alguien.
Ya van a ser dos semanas que tenían estos encuentros, siempre eran discretos para todo, pues ninguno quería que SeulGi se entere... por ahora. YeoSang quería que su hermana se entere, pero no ahora, más adelante, quería destruirla por completo.
Sonrió al imaginarse el rostro de su hermana lleno de lágrimas.
—¿De qué sonríes?
—Por nada—Respondió envolviendo sus brazos en el cuello del más alto. SeongHwa asintió con la cabeza acercándose más.
