"YoonGi basta, tu sabías que ellos eran incapaces de hacerlo y aún así los contrataste, no es su culpa si no la tuya." El pelinegro quien había terminado de golpear a uno de sus antiguos hombres, se volteo con una mirada escalofriante. Taeyang, su secretario, se hizo hacia atrás con miedo, a pesar de los años YoonGi aún daba miedo, esa mirada que si llegaba a verte a los ojos sentías que te comía vivo y perforaba todo tu interior, simplemente espeluznante.
"¿YoonGi? No soy YoonGi soy Sr. Min para ti, espero que por tu bien está vez entre en tu pequeño y diminutivo cerebro. " Se acercó amenazante y con uno de sus huesudos dedos tocó el pecho del chico que ya no podía hacerse más atrás por el simple hecho de que el escritorio se lo impedía. "Es tu deber entregarme a los mejores hombres, no traerme porquerías como lo acabas de hacer." Taeyang bajo la mirada y en un hilo de voz se disculpo. "¿Qué dijiste?" Hablo YoonGi moviendo lentamente su dedo hasta la barbilla levantando su rostro haciendo que sus ojos se encontrarán de nueva cuenta.
"Lo lamento Señor Min, no volverá a pasar, me encargaré yo mismo de que los paquetes regresen a la ruta correcta y lleguen lo antes posible." Su voz salió con seriedad haciendo el intento de olvidar por completo su miedo de hace unos segundos.
"Llévate a esa basura y encárgate de que no salga nada de su boca, si dicen algo los matas o les arrancas la lengua." Se dió la vuelta golpeando con la punta de su pie a los hombres que se interpongan en su camino, los cuales se encontraban en un charco de sangre. "Dile al señor Kim que venga." Suspiro recargando todo su peso en su silla de piel, jamás se había sentido tan cómodo fuera de su cama.
El castaño asintió y se retiró en silencio, entradando después a los segundos el personal de limpieza que rápidamente limpiaron la oficina dejando todo como si nada. YoonGi volvió a suspirar quitando su corbata y girando en su silla hasta quedar con la vista al gran ventanal que estaba ahora frente a el con una vista hacia el inmenso parque de Nueva York, está vez se veía muy poco gracias a que el cielo se había nublado anunciando que lloveria en cualquier momento, estaba tranquilo a pesar de que hace unos minutos había probablemente matado a un par de sus hombres pero el clima lluvioso le ponía feliz y tranquilo, le hacía olvidar de todo.
La puerta se abrió de golpe dejando pasar a un hombre alto con un tez moreno claro y con una sonrisa haciendo que se le marcara un pequeño hoyuelo sobre su mejilla "Hola mi amor, me dijeron que me estabas llamando, ¿Qué necesitas de mí?" YoonGi se giro riendo de manera sarcástica, levantándose de su asiento para darle la bienvenida a su amigo, quien rápidamente se acercó emocionado para darle un fuerte abrazo dejando a YoonGi con la mano extendida.
"Necesito que me hagas un enorme favor" luego de alejarse, se acostó en uno de los sofás que tenía en su pequeña oficina.
"YoonGi te conozco tan bien que se que estuviste suspirando cada cinco minutos y también estoy seguro que estabas a nada de dormirte en ese sillón como si fueras un gato." señaló la silla en dónde hace unos minutos estaba el pelinegro viendo los alrededores. El pelinegro soltó una carcajada dándole a entender a su amigo que estaba en lo cierto y que lo conocía bastante bien."Pero eso no es importante, dime cuál es el favor que necesitas."
"Hay que dividirnos el negocio." La sonrisa que mantenía Namjoon desapareció y su rostro dejo de tener su color natural a tener un color pálido. "Iré a Corea a hacer unos negocios, necesito que alguien se quede aquí y se encargue de las cosas, que mejor que mi amigo que se encarga de la seguridad de todo el lugar y no se le escapa nada, o sea tu." Intento sonreírle pero al ver que el contrario se mantenía en total silencio, se puso serio. "Lo sé, es una gran carga pero eres la única persona en la que confío." Se levantó del sofá y se sentó a lado del moreno. "Dejaría esto en manos de Taeyang pero algo no me da buena espina."
"YoonGi amigo mío, no se que decir." Trago en seco, de un momento a otro sus manos empezaron a mojarse por el sudor y los nervios. Suspiro y se relajo para ponerse serio, si YoonGi le estaba pidiendo eso era porque tenía algo en mente, siempre era así y las cosas siempre salían bien, eso era algo que admiraba de él, su instinto jamás le fallaba y gracias a eso, las cosas en el negocio salían bien conforme a los años. "¿Qué haremos entonces?"
YoonGi en su interior estaba aliviado, las cosas estaban iniciando bien. "Confío en ti, así que por el momento no necesitamos un contrato, haz lo que sabes hacer y ganarás el cincuenta porciento de lo que se genera, el otro restante manténlo guardado por si lo llegamos a necesitar, ponte en contacto con nuestros comerciantes para negociar cuando yo te lo indique." Se levantó y fue en busca de unos documentos, para entregárselos al contrario que inmediatamente los reviso. "Hablaremos de eso después, por ahora necesito que generes una nueva identidad y me consigas un trabajo en Corea, ese trabajo tiene que estar vinculado con los altos mandos, como políticos, comerciantes, ya sabes. " finalizo estirando su mano, con la esperanza de que el contrario estuviera de acuerdo con lo que acababa de decir y así fue, NamJoon pareció pensarlo unos cuantos minutos y acepto, estrechando con una sonrisa la mano del pelinegro.
el pelinegro agradeció y felicito a su amigo ahora socio, el sabía que iba a hacer un buen trabajo lo sabía desde el primer día en el que los amigos de sus padres, lo cuales fallecieron sin saber si realmente fue un asesino o un accidente, La familia de NamJoon le brindo un hogar y comida, todo para que siguiera a delante, es por eso que NamJoon paso de ser solamente un amigo a casi un hermano pero aunque el estuviera agradecido no se sentía como si fuera parte de ese vínculo familiar, no se sentía cómodo, tal vez ese era el problema de él, ningún lugar se sentía como en casa, nada lo hacía sentir esa sensación de tranquilidad.