Capítulo 6🔞

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Lexi me sujeta el pelo, y percibo su inquietud por cómo lo acaricia mientras tanto.

-¿Seguro que estás bien?

Tiro de la cadena, dejando que el agua se lleve parte de mi mal. Me incorporo y limpio la comisura de mis labios, sin mirar a mi preocupada amiga. El fuerte olor del baño del local aumenta mis náuseas, y trato de no centrarme en ninguna de las extrañas manchas que cubren las paredes.

-Sí...lo siento Lex.- me giro hacia ella.

-Tranquila, tú lo has hecho por mí más veces de las que puedo recordar.- sonríe.- Fue una noche de excesos, ¿eh?

Un escalofrío me recorre el cuerpo solo con pensar en la noche, y trato de llevar bien la respiración para no volver a vomitar. Ella sujeta mi brazo y me acompaña hasta el lavabo, donde me enjuago la cara. El agua fría calma levemente el malestar, y me miro en el espejo. Parezco agotada y mi piel más pálida que de costumbre.

-¿Qué pasó ayer?- insiste.

Me pierdo un segundo en sus ojos negros, tan oscuros que me cuesta distinguir su pupila. ¿Debería contarle todo? Siempre nos hemos cuidado la una a la otra, y no creo que meterla en todo esto sea justo, por mucho que añore su apoyo. Aunque el político no parezca alguien peligroso, sus peticiones y su exceso de poder me empiezan a generar desconfianza. Cada vez que recuerdo su propuesta mi cuerpo se estremece. ¿Cree de verdad que soy tan rastrera como para asesinar a alguien por una vida en Piltover?

-Estuve con Jayce... pero eso no se volverá a repetir.- sentencio.

Me mira a través del espejo, con el rostro iluminado y una sonrisa más que maliciosa. Su pelo parece mojado, echado hacia atrás y dándole un aspecto aún más atractivo a sus finos rasgos. Sus mejillas rosadas y pecosas, están adornadas con pequeños dibujos de estrellas que ella misma se ha maquillado. Me fijo en su ropa, tan corta y ajustada que solo imaginarme que la visto me genera incomodidad.

-Eso dijiste la otra vez.- ríe.

Suspiro, antes de enjuagarme la boca con el agua, y reprimir de nuevo los deseos de mi garganta por expulsar lo que sea que me quede en el estómago. Sus dedos recorren mi espalda consiguiendo un efecto reconfortante. Lexi tiene razón, me prometí a mí misma que sería un hecho aislado, sin embargo, su fuerte atractivo y mi débil resistencia no son muy buena combinación.

-Deberías irte a descansar.- sugiere con preocupación.

Niego y siento las gotas heladas resbalar por mi cara. Sé que se muere por saber más sobre lo que pasó anoche, pero su necesidad de protegerme es mayor que su curiosidad.

-No pienso dejarte sola otra noche más.- me seco y sujeto su mano.- Te prometo que estoy mejor, volvamos al trabajo.- finjo una sonrisa.

-Ya...- resopla, y la escucho protestar tras de mí.

Tiro de ella recurriendo a la poca energía de la que dispongo, para empujarla a seguirme fuera del baño. Al llegar a la barra trato de no mirar hacia los licores, y me encargo de limpiar la vieja madera sobre la que se apoyan algunos clientes esperando a complacer su sed. Es temprano, y la música no se ahoga todavía en las conversaciones de los presentes. La mesa del fondo está llena de hombres que juegan a no sé qué con unos dados, y sus expresiones con cada tirada son de lo más variopintas. Algunos expulsan humo con tranquilidad, y las cerradas ventanas contribuyen a que la neblina maloliente ocupe todo el espacio. Suspiro en cuanto veo que mis compañeras se sientan sobre las piernas de los mismos, buscando que sucumban a todos y cada uno de los prohibidos placeres que asegura este sitio. No les importa la edad o el aspecto, y oculto una mueca de repulsión ante la realidad que tienen que soportar. Normalmente ellas esperan arriba, como si fuesen frágiles e inalcanzables, pero supongo que Edrielle quiere probar algo diferente.

Fuego y MetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora