𝑹𝒆𝒂𝒍𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 estoy viva.
Pero no siento que esté viva.
Me he vuelto invisible en esta sociedad.
Dicen que lo más importante es la familia pero,¿Por cuántas personas se compone?.
Eso es algo que no sé con certeza.
Pero qué más da tener familia, si la persona con la qué más deberías de contar te trata peor que la m*****.
Esa señora que dice ser mi madre es tan desconocida para mí como la palabra "𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚".
De qué le servía el dinero, sí en el momento en que lo obtenía, se convertía en botellas y botellas de alcohol.
No había centavo que no se convirtiera en alcohol.
Realmente lo siento, lo siento mucho.
No por mí, si no por mí pequeño hermano de apenas 4 años de edad.
Siento mucho que no naciera en una buena familia, dónde le sirvieran comida caliente con una sonrisa.
Ese ángel no merecía el juicio del infierno en el que vive.
No merecía una hermana tan egoísta como yo.
𝐋𝐚 bañera ya casi está llena, solo mis brazos quedaban al aire.
Sostenía la fría cuchilla en mis dedos,solo bastó un ligero roce para que aquel líquido rojo empezará a salir sin medida.
Escurriendo por el frío mármol que adornaba el piso de aquel baño
Mi brazo se sentía más débil con cada parpadeo,un pequeño sollozo llamó mi atención...
Con las pocas fuerzas que me sobraban giré mi cabeza hacia la puerta del baño, encontrándome con la persona menos indicada,mi hermano pequeño.
Sus ojos estaban nublados, su pequeña pijama blanca ahora estaba teñida de rojo al caer de rodillas en un charco de mi sangre.
En ese momento por primera vez en mi vida me sentía enojada, enojada conmigo misma al ser tan egoísta y cobarde, estaba realmente furiosa, tan furiosa que lloré como una niña pequeña...
—𝑷𝒆𝒓𝒅𝒐𝒏𝒂𝒎𝒆...—fue lo que se escapó de mis labios.