C A P 4

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Cuando volvió a despertar, el instinto de Roier fue gritar y patalear para que lo soltaran.

A Spreen casi se le parte el alma.

—Shhh, tranquilo, soy yo. – repetía Spreen una y otra vez cerca del oído de Roier mientras que lo tenía abrazado casi encima de el mismo.

Roier comenzó a calmarse. Ese olor y esa delicadeza con la que lo sostenía, no podía ser nadie más que,

—Spreen... – Roier se separó de los brazos en los que se encontraba para ver a su amado.

Con una cálida sonrisa que no le daba a nadie más que a Roier, Spreen le contestó —Aquí estoy. Estas a salvo en mis brazos.

A Roier le cayó todo el peso y el estrés de toda la situación en la que se encontró de golpe y permitió romperse frente a su amado. Con lágrimas en los ojos, se lanzó de nuevo al abrazo.

Spreen le correspondió aún más fuerte —Shhh, estás bien, estamos bien. – besó su cien.

—Estamos bien. – repitió Roier ya más calmado. Y con un suspiro afirmó – Estoy a tu lado.

—Donde perteneces. – le recordó Spreen. Comenzando a mecerlo.

Roier cerró los ojos y sonrió aliviado aún con lágrimas en los ojos. Estaba al lado de Spreen y eso era todo lo que importaba en ese momento.

By Your SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora