capítulo 2

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Albafica se encontraba en la habitación, sus pensamientos eran un torbellino de emociones. La atracción que sentía por Minos era innegable, pero su odio y deseo de libertad eran aún más fuertes. Mientras descansaba, planeaba su escape.

Minos, por otro lado, observaba a Albafica desde las sombras. Sabía que el caballero no se rendiría fácilmente, y eso solo aumentaba su deseo de tenerlo a su lado. Decidió que era hora de acercarse nuevamente.

Una noche, Minos entró en la habitación con una bandeja de comida. “Albafica, necesitas comer para recuperar tus fuerzas,” dijo, colocando la bandeja sobre la mesa.

Albafica lo miró con desdén. “No necesito tu compasión, Minos. Solo quiero mi libertad.”

Minos se acercó lentamente, sus ojos brillando con una mezcla de deseo y determinación. “Tu libertad es algo que no puedo concederte, Albafica. Pero puedo ofrecerte algo más.”

Albafica levantó una ceja, intrigado pero cauteloso. “¿Y qué podría ser eso?”
Minos se inclinó, susurrando suavemente. “Puedo ofrecerte mi protección, mi lealtad… y mi amor.”

Albafica sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La intensidad en los ojos de Minos era abrumadora. “No necesito tu amor, Minos. Solo quiero ser libre.”

Minos sonrió, acariciando suavemente el rostro de Albafica. “Lo sé, pero con el tiempo, te darás cuenta de que perteneces a mi lado. Juntos, somos invencibles.”

Albafica apartó la mano de Minos, su resolución firme. “Nunca me rendiré a ti, Minos. Encontraré una manera de escapar.”

Minos se levantó, su expresión se endureció. “Entonces, tendré que asegurarme de que no puedas escapar.” Con esas palabras, salió de la habitación, dejando a Albafica solo con sus pensamientos.

Al día siguiente, Albafica, con una mezcla de desesperación y esperanza, le pidió a Minos: “Déjame regresar al Santuario. Es mi hogar, mi lugar.”
Minos negó con la cabeza, su mirada firme. “No, Albafica. Tú eres mío. Desde la primera vez que te vi, me enamoré de ti. Me cautivaste y pensé en traerte al Inframundo para que tengamos hijos.”

Albafica, con odio en sus ojos, respondió: “Nunca tendrás esa oportunidad conmigo, Minos. Escaparé, no importa cuánto tiempo me tome.”
Minos se acercó, susurrando al oído de Albafica: “Veremos cuánto tiempo puedes resistirte, mi querido caballero.”

Con esas palabras, Minos dejó a Albafica en una habitación, asegurándose de que estuviera bien cuidado pero sin posibilidad de escapar. Albafica, aunque herido y debilitado, juró que encontraría una manera de derrotar a Minos y recuperar su libertad.




cautivado por ti minos x albaficaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora