𝐂𝐎𝐅𝐅𝐄𝐄 𝐎𝐍 𝐑𝐀𝐈𝐍𝐘 𝐃𝐀𝐘𝐒, mike wheeler.

𝒞𝑜𝑓𝑓𝑒𝑒

    Abrió los párpados con lentitud, sintiendo el peso del sueño en sus pestañas. Se incorporó sobre la superficie mullida y se arropó con la manta que le cubría los hombros.

   El aire frío le acarició la cara y le hizo estremecerse al chico pecoso.

   Mike miró a su alrededor, tratando de orientarse. Estaba en una habitación desconocida, sumida en la oscuridad. Solo podía distinguir las siluetas de algunos muebles y objetos. Se levantó con cuidado, envuelto en la manta como una capa, y avanzó a tientas hacia la puerta.

   Esperaba no tropezar con nada ni hacer ruido.

   Logró salir al pasillo y siguió el débil resplandor que venía de la cocina. Allí encontró a su novio, Karl, preparando lo que parecía un café.

   —Karl. — Lo llamó con voz ronca, por recién despertar.

   El otro se giró y le sonrió.

   —Ya despertaste, ¿Cómo dormiste? —Le preguntó mientras buscaba otra taza, el rubio sabía que a Mike le gustaría tomar un café.

   —Eh, bien, pero ¿qué hora es?.—Preguntó Mike mientras se acercaba a él.

   —Como las diez.— Respondió Karl mirando el reloj de pared.

   Mike abrió los ojos como platos.

   —Mierda, mierda, tenía que estar en casa a las nueve. Mi mamá me va a matar. —Dijo alarmado, estando a punto de correr por todas sus cosas e irse corriendo lo más rápido que pudiese.

   —No te preocupes, le dije que te quedaste dormido y que te podías quedar aquí a dormir —Lo tranquilizó Karl—. ¿Quieres un café?

   Mike suspiró y se sentó en una silla cercana a él.

   —Dame un café entonces, con un medio de azúcar, por favor —Pidió con tono burlón.
  
«Bipolar». Pensó Karl en sus adentros.

   Karl le siguió el juego y fingió ser un barista.

   —En camino su café joven. —Dijo con voz servicial. Mike se rió un poco y lo observó mientras preparaba y servía su café.

   —Café para Mike. —Anunció Karl sosteniendo la taza en alto.

   —Aquí estoy, gracias — Dijo Mike tomando la taza. Le dio un sorbo y puso cara de asco.— ¡Está amargo! Quiero que me lo cambies en este momento.

   —Lo siento señor, sin devoluciones. Además no es mi problema que haya pedido un medio de azúcar cuando yo reprobé matemáticas —Se defendió Karl estúpidamente.

   Mike dejó la taza de un lado y se cruzó de brazos.

   —Solicito a su supervisor —Exigió con fingida indignación.