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Pelea

La hora del almuerzo había llegado, yo me encontraba enrollado en una toalla y los rebeldes cabellos húmedos que se me pegaban a la cara me recordaban la forma en la que Zhang Hao me había sostenido dentro del agua

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La hora del almuerzo había llegado, yo me encontraba enrollado en una toalla y los rebeldes cabellos húmedos que se me pegaban a la cara me recordaban la forma en la que Zhang Hao me había sostenido dentro del agua. La forma en la que juntó nuestros cuerpos, lo sentí contra mí y me habló al oído. La forma en la que no me soltó hasta que no me sentí listo, cómo toda su atención estuvo en mí y nadie más.

Por un momento sentí que yo era el centro de todo en la vida de Zhang Hao, mientras reíamos juntos allí dentro y hacíamos guerra de agua. Matthew nos chequeaba con una mirada difícil de descifrar cada vez que podía, pero Zhang Hao no parecía darse cuenta porque extrañamente no había volteado a verle ni un segundo.

Nuevamente sentí que había ganado algo.

Y nuevamente aprendí que para Matthew, ante los ojos de Zhang Hao, no existen ni aspirantes a competir.

Él ya tenía ganado ese lugar especial en el corazón de Zhang Hao... Ese lugar en el que yo nunca estaría ni siquiera cerca de estar.

Así que aunque reímos juntos, la pasamos bien juntos y por un momento sólo fuimos él y yo, al final siempre serían sólo Matthew y Zhang Hao.

Segundos después de que la señora Sung nos llamara a comer, cuando ya todos habíamos abandonado el río y tomado nuestras respectivas toallas, Matthew y Zhang Hao desaparecieron detrás de unos árboles sin decir gran cosa.

Matthew sólo le había dedicado una mirada muy cercana al enojo, le había hecho señas para que lo siguiera y Hao lo había obedecido enseguida.

Eso me recordaba cómo eran las cosas.

Al final eran ellos dos.

Al final yo no formaba parte de esta historia.

Al final yo perdía.

Justo como mi mamá.

—Oye, cariño. —la señora Sung llamó mi atención. Yo levanté la mirada después de minutos mirando al suelo sin más, repasando cada momento junto a Zhang Hao y el momento que Matthew se lo llevó de la mano lejos de mí. —¿Estás bien? —me preguntó de manera dulce, arqueando una ceja.

Odiaba que la señora Sung fuese tan perfecta todo el tiempo, con esa sonrisa de comercial y esa voz suave.

Odiaba estar ahí.

Cuando menos me di cuenta mi mirada se había intensificado, y por la confusión en sus ojos, tal vez en mi rostro se reflejaba todo el odio que guardaba dentro de mí.

No quería dejar que los rencores me ganaran.

Pero estaba dolido, enojado, triste, deprimido y patético.

Mi padre estaba con ellos, no conmigo. Mi padre nunca me iba a querer como a ellos, mi padre... Mi padre dedicaba toda su vida a ellos.

¿Yo qué importaba ahí? ¿Dónde era parte de la vida de mi padre?

𝐈𝐅 𝐈 𝐖𝐀𝐒 𝐀 𝐑𝐎𝐒𝐄 › haobin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora