capítulo siete.

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Matías es solo un nene de cuatro años, y sí, lo que mayormente uno piensa es: 

"Es muy chiquito, no debe darse cuenta de las cosas" 

Pero la verdad es que, a pesar de tan solo tener cuatro años se da cuenta de muchas cosas. 

Por ejemplo, se da cuenta de que él no tiene mamá. 

Y eso es algo que le afecta de gran manera. 

Le afecta ver cómo al finalizar los actos del jardín todos sus compañeros van directamente a abrazar a sus mamás o ve a las madres de estos felicitándolos o llenandoles la cara de besos. 

Él solo se queda paradito en su lugar, quieto sin siquiera moverse, junta sus manitos a la altura de su pecho y mira con recelo a sus compañeritos siendo abrazados por sus mamás.

Sí, obviamente que a veces su papá está ahí y lo abraza y llena su carita de besos. 

¿Pero qué hace si Julián no está como pasa la mayoría de las veces? 

Quiere llorar, es tan solo un nene que creció sin una figura materna y ese sentimiento de que algo le hace falta no se va. 

Solo tiene cuatro años, pero él sufre igual.

—⁠☆— 

—¡¿Cómo es eso que querés que me quede adentro del jardín cuando hace un día detuve a un hijo de puta que intentaba tocar a una nena?!— gritó Enzo con notable enojo a su compañero de trabajo, la idea no le había gustado nada. 

—Enzo, sé que te causa mucha inseguridad—hizo una pausa— pero tenés que darte cuenta que ha pasado que esos mismos hijos de puta entran adentro de los jardines cuando hay actos así en dónde van los adultos haciéndose pasar por familiares y aprovechan ahí, ¿sos o no conciente de eso? 

Se quedó callado, tenía razón en lo que decía, pero no lo iba a admitir. 

—Bueno.— respondió rígido y salió de la comisaría en dirección al jardín. 

Su caminar era ruidoso y violento, las suelas de sus botas chocaban con ira contra el pavimento. 

—Voy a tener que entrar sabiendo todo el peligro que hay afuera, encima ponen a otros boludos en mi lugar.— se quejó entre dientes al saber que alguien más ocuparía su puesto esa mañana. 

Al llegar a la puerta de entrada, le mostró su placa a la profesora que estaba ahí dándoles la bienvenida a todos e inmediatamente lo dejó pasar. 

Saludó a uno de sus compañeros que estaba ahí para vigilancia también, se posicionó a su lado y dejó sus brazos detrás de su espalda aún indignado. 

—Bueno, para comenzar este acto del día del trabajador quiero darle las gracias a todos los padres y a los alumnos por participar en esto.— se escuchó la voz de la maestra principal del jardín y decidió prestar atención. 

Luego de una lectura sobre lo que se conmemoraba en ese día y la importancia de los trabajadores, empezaron a pasar nenes de la salita de tres bailando una cortita canción que era especialmente por el día del trabajador. 

—Ahora, es el turno de los nenes de salita de cuatro, ¡pasen todos! 

—"Matu va a salita de cuatro, ¿estará él?"— pensó el morocho al instante y comenzó a fijarse en todos los nenes que habían empezado a venir al frente. 

Enzo estaba aguantando una risa, el ver a tantos nenes vestidos como trabajadores le daba una ternura en demasía. 

Pero desde el lugar que el estaba, no podía ver del todo bien a los pequeños al frente y para eso, los veía a todos de espalda. 

papá y el señor policía | enzulian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora