PROLOGUE

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— Oh mierda Jake...

El menor descansó sus brazos en los hombros del nombrado mientras este acomodaba sus brazos que sostenían a SungHoon para poder enterrar su miembro a un ritmo controlado sin que hicieran mucho ruido.

No era ilegal lo que estaban haciendo, si no mas bien donde lo hacían. La iglesia era un lugar al que iban demasiadas personas a escuchar la palabra del señor, confesarse, y purificarse. Ellos no hacían nada de eso, lo contrario. Apenas podían escuchar la voz del cura en aquella estrecha cabina en la que las personas iban a arrodillarse y hablar de sus pecados. SungHoon se arrodillaba, claro, solo que para chupar el pene de Jake.

Ambos adolescentes se las ingeniaban para poder escaparse del lado de sus padres para poder verse en aquella cabina. No sabían como, pero funcionaba, el único testigo de las cochinadas que hacían ahí dentro era una pequeña estatuilla de Jesús crucificado quien los miraba con pena y dolor.

Sabían que estaba mal, pero si no era ahí ¿Dónde mas? Apenas podían verse fuera de aquel recinto. Sus padres los controlaban como niños de 12 y ambos se tenían demasiadas ganas.

SungHoon siguió gimiendo algo mas alto que antes, murmurando entrecortado el nombre del australiano. Ya estaba cerca. Jake aumento su ritmo, mientras besaba esos rojos belfos que lo habían estado tentando desde que se conocieron. Sus lenguas hacían sonidos obscenos que no dejaban nada a la imaginación, ambos querían acabar.

Lastima que una pobre alma sonriente pasaba por el lugar.

Jake redujo su ritmo, desconcertando al más pálido quien lo miro enfadado, quería correrse.

— ¿Por qué carajos par-

La mano de Jake aterrizo en su boca, callándolo mientras por el descuido dejo caer el cuerpo del menor.

Una sombra extraña apareció entre las rendijas que separan la parte donde se supone debe estar el cura, y quien se confesaría.

— Señor...—una voz chillona, parecía de un niño de no mas 10 años— se que no debería estar aquí

Oh ¿Enserio? Pensó SungHoon rodando los ojos

— Pero tu sabes que estoy cerca de que sea mi primera comunión, y me siento ansioso...—siguió hablando

— ¿No debería hablar con el cura? ¿Por que habla solo?—susurró SungHoon a Jake, sin que el niño escuchara

— Se supone que habla con Dios—contestó de la misma forma

— Esto es aburrido... Quiero acabar, Jakey—puchereó mientras se movía un poco para sentir la extensión de Jake que aun seguía dentro de él— A-ah...

— Basta SungHoon...—dijo apenas, se habia vuelto a poner duro

— Solo hazlo, ni siquiera se dará cuenta, debe estar con los ojos cerrados mientras suelta toda su mierda...

Jake rio y le hizo caso. Se comenzó a mover despacio sin que la cabina se moviera mucho, era incomodo y las ansias le estaban ganando, quería enterrarse fuerte y rápido, no lento. Era estresante.

Y ahí estaban de nuevo, a punto de correrse.

— ¿S-señor...?

Estaban tan concentrados que no se dieron cuenta de cuando el menor dejo de hablar y se acercó a la rendija para mirar dentro de la cabina. No habia mucha luz ahí dentro, pero juraría haber escuchado a mas de una persona hablar. Se acomodó mejor y siguió espiando, hasta que escuchó algo que parecía ser un suspiro algo raro, una mano llegó a la pared y pudo entrar algo de claridad.

— ¿Qué...?

Pobre e inocente alma, sus ojos ya no eran vírgenes.

OH MY GOD! | JakeHoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora