2. Javi es super mono.

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En el instituto cada vez hablábamos más, Javier era muy bueno conmigo y siempre estabamos de bromas con que era mi papi. Siempre recordaré como empezó esa broma.

Ese día la casa de Isa estaba sola, asique nos fuimos allí a fumar, me lo pasé genial por cierto. Más tarde, sobre las 11:30 de la noche más o menos, nos dio hambre y decidimos ir a una tienda que había cerca a por bocadillos.

Por el camino nos encontramos a 4 chicos que empezaron a meterse con nosotros, pensamos que era mejor pasar, estaban borrachos. El problema vino cuando salimos de la tienda y ellos estaban ahí esperándonos, empezaron a acercarse a nosotros, me hablaron y yo los ignoré.

Uno de ellos me dió un empujón, y en ese momento, Javier se dio la vuelta y cogió del cuello al chaval, Isa me dió la mano asustada.

Vete si no quieres que te parta el cuello en dos, le dijo Javier defendiéndome. Los tres se fueron y Javier me sonrió, me dió la mano y me dijo: voy a ejercer de padre.

Fuimos de la mano hasta la casa de Isa y en la puerta, justo antes de entrar, besó mi mejilla como los padres cuando dejan a sus hijos en alguna casa de sus amigos. Entramos en la casa, cenamos y seguimos pasándolo genial.

A día de hoy, todavia siento sus labios en mi mejilla, de hecho, estoy tocando mi cara ahora mismo recordando ese momento.
A partir de ahí, nuestra amistad empezó a ser mas sólida, ya no era Javier, era Javi.

En ese momento empezó a ser mi amigo realmente. Podía decirlo, mi amigo. Me cuesta mucho abrirme 100% a alguien, se me hace muy difícil confiar en las personas a tope, pero Javi lo estaba consiguiendo.

Un día, mi exnovio Daniel, empezó a escribirme. Daniel es de pelo castaño, es alto, rellenito, ojos negros y blanco de piel. Daniel vive en otro pueblo y tiene 19 años. El día en el que Daniel me escribió diciendo que había roto con su novio, me dijo que fuera a su pueblo, que teníamos que hablar y todo eso...

Yo no sabía que hacer, Dani seguía gustándome pero... En el fondo yo sabía que él solo quería jugar conmigo.

Le conté a Javi sobre él, pero distorsionándolo un poco, al punto en el que le dije que Daniel se llamaba Daniela. Tenía miedo de decirle a Javi que soy gay.

Pensaba: ¿y si se aparta un poco de mí? Porque... yo soy muy cariñoso y no quería que mal interpretara todos esos abrazos y tal.

Javi me dijo que diera de lado a esa "puta", que tías hay muchísimas. No pude evitar sonreír al escuchar estas palabras de su boca: tu eres mi niño, mi Pedrito, y eres solo mío.

Saber dejar ir. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora