Había una vez un pequeño motel en las afueras de la ciudad que había sido abandonado por años. A pesar de las numerosas advertencias sobre su peligrosidad, siempre había curiosos que se aventuraban a explorarlo en busca de emociones fuertes.
Un día, dos jóvenes decidieron entrar en el motel en busca de un lugar para pasar la noche. Lo que no sabían era que la leyenda que circulaba sobre el lugar era cierta. Dos personas se habían ahorcado en una de las habitaciones años atrás, y sus espíritus aún rondaban por los pasillos.
Los jóvenes llegaron a la habitación y se instalaron, pero pronto comenzaron a escuchar extraños ruidos. Era como si alguien arrastrara una silla por el suelo, pero no había nadie allí. Entonces, una voz siniestra comenzó a susurrar su nombre. Aterrorizados, los jóvenes intentaron escapar, pero la puerta de la habitación estaba atascada. Se sintieron atrapados, como si los espíritus de los ahorcados estuvieran impidiendo su salida.
Los ruidos y las voces continuaron durante toda la noche, manteniendo a los jóvenes despiertos y aterrorizados. Finalmente, al amanecer, lograron escapar y corrieron hacia la ciudad para contar su espeluznante experiencia.
Pero eso no fue todo. A partir de ese momento, cada persona que se aventuraba en el motel comenzaba a experimentar las mismas sensaciones de miedo y opresión que habían sufrido los dos jóvenes. La leyenda se extendió rápidamente y pronto nadie se atrevía a acercarse al lugar. El motel volvió a quedar abandonado, pero las historias sobre los espíritus de los ahorcados continuaron asustando a los curiosos que pasaban por allí.
