Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo rodeado de densos bosques, se contaba una historia que mantenía a sus habitantes aterrados. Se decía que en las profundidades del bosque había una criatura que acechaba a cualquiera que se aventurara demasiado lejos de la seguridad del pueblo. La gente decía que la criatura era un demonio, un espíritu maligno que había sido convocado hace mucho tiempo y había tomado forma en el bosque.
La criatura era descrita como una bestia enorme, con escamas oscuras y afiladas garras que rasgaban la carne como si fuera mantequilla. Se decía que tenía ojos rojos como la sangre y una lengua bifurcada que se deslizaba por los cuerpos de sus víctimas. La gente se quedaba temblando de miedo cuando oían su aullido espeluznante que resonaba por todo el bosque.
Nadie se atrevía a acercarse a los límites del bosque, excepto un joven cazador llamado Ethan. Ethan había crecido en el pueblo y había pasado toda su vida cazando en el bosque. A pesar de las advertencias de la gente, nunca había visto nada fuera de lo normal en el bosque. Pensaba que la criatura era solo una invención de la gente para mantener a los extraños fuera del pueblo.
Un día, mientras cazaba en el bosque, Ethan se adentró en una parte del bosque que nunca había explorado antes. Se encontró en un claro rodeado de árboles altos y frondosos. El sol se filtraba a través de las hojas y Ethan sintió una extraña sensación de paz. De repente, sintió un escalofrío que le recorrió la espalda. Miró a su alrededor, pero no vio nada fuera de lo normal.
De repente, escuchó un ruido detrás de él. Giró la cabeza rápidamente, pero no vio nada. Estaba a punto de darse la vuelta y continuar su camino, cuando escuchó el aullido aterrador que resonaba por todo el bosque. Ethan sabía que debía salir de allí lo más rápido posible, pero estaba paralizado por el miedo.
Fue entonces cuando la vio. Una sombra oscura se movía en los árboles a su alrededor. Se trataba de la criatura que había escuchado describir tantas veces. Ethan corrió tan rápido como pudo, pero la criatura estaba cada vez más cerca de él.
Podía sentir su aliento en la nuca y sus garras afiladas rasgando su ropa. Estaba a punto de perder la esperanza, cuando vio la luz del pueblo en la distancia. Sabía que tenía que llegar allí antes de que fuera demasiado tarde.
Finalmente, llegó a las afueras del pueblo y se dio la vuelta para ver si la criatura lo había seguido. Se dio cuenta de que la criatura no estaba allí, pero sabía que no había sido una coincidencia. La criatura había estado esperando su oportunidad y había intentado atacarlo en el momento más vulnerable.
Desde ese día, Ethan nunca volvió a cazar en el bosque. Sabía que la criatura seguía acechando y que cualquier error podría ser fatal. Los habitantes del pueblo seguían hablando sobre La experiencia de Ethan en el bosque lo había cambiado para siempre. Se había vuelto nervioso e inquieto, y evitaba cualquier oportunidad de acercarse a los límites del bosque. Pero la criatura no parecía dispuesta a dejarlo en paz.
Pasaron varios meses sin que se registrara ningún incidente en el bosque, pero un día, un niño desapareció mientras jugaba cerca del bosque. Los habitantes del pueblo organizaron una búsqueda exhaustiva, pero no encontraron ninguna pista del niño.
Las sospechas se dirigieron hacia la criatura, y Ethan fue convocado para ayudar en la búsqueda. Él sabía que era peligroso acercarse al bosque, pero también sabía que no podía permitir que la criatura continuara acechando el pueblo.
Armado con su rifle y su valor, se adentró en el bosque en busca del niño. A medida que avanzaba, podía sentir los ojos de la criatura vigilándolo desde las sombras. Los árboles parecían moverse a su alrededor, y podía sentir el aliento de la criatura en su nuca.
Finalmente, después de horas de búsqueda, encontró al niño. Estaba asustado, pero ileso. Ethan intentó llevar al niño de vuelta al pueblo, pero la criatura había acechado su camino de regreso. Pudo escuchar sus pisadas detrás de él, y sus garras raspando contra los árboles.
Ethan sabía que tenía que actuar rápidamente. Sabía que la criatura estaba tratando de separarlo del niño, y no podía permitir que eso sucediera. Se volvió hacia la criatura y disparó su rifle. El ruido resonó por todo el bosque, y la criatura aulló de dolor.
Pero la criatura no se detuvo. Se lanzó hacia Ethan, sus garras afiladas listas para atacar. Ethan luchó con todas sus fuerzas, pero la criatura era más fuerte de lo que había imaginado. Sentía su aliento en su rostro, podía ver sus ojos rojos brillando en la oscuridad.
Finalmente, en un momento de desesperación, Ethan recordó una leyenda antigua que había oído hablar. Se decía que la criatura solo podía ser derrotada por un arma sagrada. Ethan recordó haber visto una espada antigua en una tienda de antigüedades en el pueblo.
Corrió lo más rápido que pudo de vuelta al pueblo, con la criatura pisándole los talones. Cuando llegó a la tienda, encontró la espada y la levantó en el aire. La criatura aulló de dolor, y finalmente se desvaneció en la nada.
Ethan se quedó allí, respirando pesadamente, la espada aún en su mano. Sabía que la criatura volvería, pero también sabía que estaba preparado para luchar contra ella. Se convirtió en el protector del pueblo, y nadie se aventuró demasiado lejos en el bosque sin su permiso.
La criatura se convirtió en una leyenda más, una historia que se contaba en las fogatas nocturnas. Pero todos sabían que era real, y que siempre estaría acechando en las sombras, esperando su próxima oportunidad para atacar