Prólogo

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En el inicio, todo no era más que oscuridad y caos y en medio de toda esa oscuridad, se encontraba aquella criatura flotando a la deriva.

Solo, triste, sin nada ni nadie que pudiera hacerle compañía, así se la paso durante mucho tiempo hasta que pudo sentir la presencia de otro ser cerca de él.

No podía ver nada, pero si pudo escuchar los latidos de su corazón y el de ese otro ser que parecía encontrarse a su lado. Rebozando de alegría, la criatura estiró uno de sus brazos, intentado tocar a aquel ser, pero no contaba con que una extraña barrera los separaba a ambos.

La criatura comenzó a intranquilizarse, moviéndose con desesperación de un lado a otro intentado romper aquella barrera, cosa que no pudo hacer. El ser se dio cuenta de esto y en un intento por calmar a la criatura, puso una de sus manos sobre la mano de la criatura y aún si esa extraña barrera les impedía un contacto directo, ambos pudieron sentir la calidez del otro y comprendieron así que no estarían nunca más solos pues se tenían el uno al otro.

Y aún si no podía ver nada, la criatura amo a aquel ser, e incluso dentro de su limitada conciencia sobre lo que es la vida y que lo hace existir, juro amarle por siempre, pues ese ser lo había salvado de la soledad y la oscuridad y le había brindado lo que era la calidez y el amor...

El tiempo paso y ambos seres crecieron, crecieron tanto que ya ni siquiera cabían en aquel lugar.

Entonces un día, una extraña luz apareció, una luz que los deslumbró por completo y que para el terror de la criatura, se había llevado a aquel ser al que tanto amaba, dejándolo solo nuevamente.

Oscuridad, soledad, aquello reinaba nuevamente y la criatura se sentía en pánico, se sentía abandonado.

Solo fueron unos cuantos minutos, pero para él fueron una eternidad, al menos hasta que de nuevo aquella luz apareció y ahora era él quien había sido llevado por esta.

La criatura intento abrir los ojos, pero la luz de aquel nuevo lugar era tan cegadora que apenas si pudo hacerlo, aunque luego de acostumbrarse un poco pudo finalmente ver y además de eso comenzó a llorar y a respirar, pues finalmente había nacido, estaba vivo y libre en el mundo terrenal.

Azulin y Gordi habían nacido ese día.

El llanto del pequeño se detuvo en cuanto fue acurrucado entre los brazos de su madre. Ante los ojos del bebé aquel ser, era la cosa más hermosa que jamás antes haya visto, aunque no es como si antes pudiera haber visto más entre tanta oscuridad en la que vivía. Su vista después se dirigió hacia el frente, topandose con otro ser que era parecido a él pero también a su madre. Era su hermana, Gordi, el ser que durante todo ese tiempo le había hecho compañía y lo había salvado de la soledad.

Azulin estaba fascinado, fascinado por esas dos hermosas criaturas que habían llenado de amor su corazón: su madre y su hermana. El pequeño se encontraba feliz de finalmente haber nacido, feliz de poder conocer a su madre y aún más feliz de poder finalmente ver a su hermana, pero la alegría se esfumó en un instante cuando noto que su madre parecía prestarle más atención a su hermana que a él, cosa que lo hizo enfurecer, pues ¿Como era posible que los dos seres a los que más amaba preferían ignorarle para poder convivir entre ellos? El también quería que su madre le diera la mano, también quería que su madre lo acariciara y aún más, quería poder también tocar a su hermana, poder tocar sus manos sin esa asquerosa barrera impidiendoles hacer contacto, quería sentir de cerca la calidez que había sentido mientras estaban en el vientre de su madre...

La paz se vio más perturbada cuando en la sala apareció otra criatura. Era su padre, un hombre de mediana edad, con una expresión de preocupación en su rostro, la cual se calmo al momento de ver a Azulin, a quien tomo entre sus brazos con mucho cuidado.

El bebé dudo durante unos instantes y se inquieto, pero rápidamente cambio su gesto a uno más alegre y entre risitas y balbuceos de bebé, su padre se sintió el ser más afortunado del mundo al ver que su hijo era idéntico a él, con ese característico e inconfundible pelaje azul celeste, no dudo ni un instante en abrazarlo con cariño y llevárselo de ahí.

Azulin estaba feliz, feliz de ver y sentir que era tan amado por su padre, pero la inquietud lo abrumo nuevamente cuando mientras se iba pudo observar a su madre y su hermana juntas, felices de estar la una con la otra mientras seguían ignorandolo a él.

Ese día además de ser el día del nacimiento de los mellizos, también había sido el día en el que se definiría la personalidad de ambos y como muy posiblemente este evento les afectaría en un futuro aún si ni siquiera recordaban como fue, pues se quedaría grabado muy profundo en su subconsciente y que tarde o temprano afectaría la manera en la que actuarían y guiaría sus destinos hacía una posible tragedia...

Esa es mi hermana (Unicorn Wars Au)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora