Vida de bata blanca

El comienzo

Ana se paró frente al edificio de la facultad de medicina, mirando hacia arriba. Era un edificio imponente de tres pisos, con ventanas altas y un letrero en la entrada que decía "Facultad de Ciencias de la Salud". Ana tomó una respiración profunda y entró.

El interior estaba lleno de estudiantes que hablaban en voz baja, algunos sentados en los bancos, otros caminando de un lado a otro con libros y apuntes en la mano. Ana buscó su aula en el cartel de la entrada y subió las escaleras hacia el segundo piso.

Al entrar a la sala, encontró un lugar vacío en una de las filas del fondo. Sacó su cuaderno y su pluma y se preparó para la clase. El profesor entró unos minutos después y comenzó a hablar sobre la anatomía del cuerpo humano.

Ana estaba fascinada, tomando notas y prestando atención a cada palabra que decía el profesor. Sabía que había elegido la carrera correcta. Sin embargo, después de unas horas de clases, comenzó a sentirse abrumada por la cantidad de información que tenía que aprender y por la cantidad de trabajo que tendría que hacer para mantenerse al día.

Después de su última clase del día, Ana se reunió con su amiga Susana en la cafetería del campus. Susana era una estudiante de medicina también y habían sido amigas desde el primer día de la universidad.

"Mira Ana, no te preocupes tanto", dijo Susana, poniendo su mano en el hombro de Ana. "Todos nos sentimos así al principio. Solo tienes que tomar un día a la vez y hacer lo mejor que puedas".

Ana asintió y se dio cuenta de que Susana tenía razón. Sabía que no podía permitirse darse por vencida tan fácilmente. Tenía que hacerlo por su familia, que había sacrificado tanto para que ella pudiera tener esta oportunidad.

Ana se levantó de la mesa con una nueva determinación. Sabía que sería difícil, pero estaba lista para el desafío. El camino hacia convertirse en médico era largo y difícil, pero estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para lograr su sueño.