Una prueba inesperada.

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Ana se levantó temprano esa mañana para ir a la biblioteca a estudiar. Estaba decidida a ponerse al día con todo el trabajo y asegurarse de que no se retrasaría en su carrera.

Mientras caminaba hacia la biblioteca, su mente estaba llena de pensamientos sobre la anatomía, la fisiología y las funciones del cuerpo humano. Se sorprendió cuando su teléfono sonó y vio que era su mamá llamando.

"¿Hola, mami?", contestó Ana.

"Ana, tengo noticias para ti", dijo su mamá. "Tu tío ha enfermado y necesita atención médica. Tu tía no puede cuidar de él sola y te necesitan allí en casa para ayudar".

Ana se sintió abrumada por la noticia. Sabía que su tío era una persona importante para su familia, pero también sabía que si se iba a casa, tendría que perderse algunos días de clases y trabajo. No sabía qué hacer.

Después de pensarlo un poco, decidió hablar con Susana sobre la situación. Sabía que ella también estaba ocupada con su propia carrera de medicina, pero confiaba en ella para ayudarla a tomar una decisión.

Cuando llegó a la biblioteca, buscó a Susana y se sentó con ella en una mesa vacía.

"Susana, necesito tu ayuda", comenzó Ana. "Mi tío está enfermo y necesitan que vaya a casa para ayudar. No sé qué hacer".

Susana la escuchó atentamente y después de unos minutos de discusión, decidieron que lo mejor para Ana era ir a casa y ayudar a su tío. Ana estaba agradecida por la ayuda de su amiga.

A pesar de que sabía que no sería fácil, se prometió a sí misma que haría todo lo posible para mantenerse al día con sus estudios mientras estaba en casa. La vida de bata blanca no era fácil, pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para tener éxito.

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