O1| gone with the wind

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↳oi

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oi. lo que el viento atrajo













TANJIRO SE SORPRENDIA cuan aguante tenía tras la batalla en el distrito rojo como para querer llegar a la villa de herreros aún cuando no había terminado su recuperación tal y como había puesto la señorita Kochō con sus múltiples amenazas.

Y lo raro que era ser llevado por diferentes kakushis durante esos días cubierto completamente para no saber la ubicación de dicho lugar en el que se encontraba su herrero Haganezuka, quien había desaparecido de la nada dejando cartas de odio.

Y fugazmente recordó las última conversación de Aoi.

¡¿Ni creas que te salvarás de los tratamientos, aun no has recuperado tu fuerza?! ¡¿y necesariamente necesitas aun estar en reposo?!.─ Para Tanjiro ver a Aoi de ese modo lo había tomado con naturalidad.

Pero después de decir que despreocupadamente un "estare bien" solo la había alterado más diciendo "¡ya verás, sakura-sama no tendra piedad de ti!" Y marcharse de ahí soltando humos de enfado.

Le había recordado a zenitsu, quien tenía una actitud voluble.

Además no conocía a esa tal Sakura.

Aunque inconscientemente Shinobu la nombraba en la mayoría de sus conversaciones con los pilares y al igual que ellos la conocían.

Incluso cuando estaban en el distrito rojo, lo oía quejarse como un niño que le fue negado algo que tanto quería. Pues al parecer la había invitado (e insistido) para que fuera a ayudar.

El cual fue un rotundo no.

Hemos llegado.─ El Kakushi cuidadosamente lo bajo de su espalda como si durante todo el trayecto no le hubiera pesado nada, desatando sus manos, su boca, ojos y los corchos que tenía en sus oídos.

Solo fueron segundos para que pudiera acostumbrarse al atardecer de la villa y sus ruidos.

Todo era muy hermoso.

Tanjiro saco las cartas que su herrero le había enviado, parecían sucios y con una escritura que demostraba su enfado y rencor con múltiples "te odio" y "vete al infierno" donde también decía que ya no haría espadas pata el.

Conozco este olor ¡hay una fuente termal cerca!─ dijo el de aretes hanafuda de manera entusiasmada.

¿Hace cuanto no pisaba un lugar donde relajarse?

La kakushi admitió lo que el de cabello granate descubrió por su olfato, diciendo también que debería visitar al jefe de la aldea.

Ella se marcho intentando ignorar las múltiples gracias del tonto cazador que había cargado en su espalda durante horas.

𝐑𝐄𝐂𝐊𝐋𝐄𝐒𝐒 ▶ 𝘒𝘪𝘮𝘦𝘵𝘴𝘶 𝘕𝘰 𝘠𝘢𝘪𝘣𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora