Cayendo en sus redes (Peter Parker y tu)

Prologo

En uno de los pequeños pueblos de España, nació una niña preciosa, cabello blanco con toques grisáceos, su piel tan blanca que parecía no tener vida y ojos grises. La familia de la niña pensó que la mujer había engañado a su marido ya que sus padres tenían la piel un poco mas oscura y su cabello era castaño. Aunque a la madre no le importo, abrazaba a su pequeña con todo el cariño que podía expresar, se notaba el amor que le tenia a la pequeña.

El día que les dieron de alta a la pequeña y a su madre, el padre las llevaba,  pero el permanecía serio, se notaba que estaba furioso y que creía en los rumores que rondaba por su familia y eso le dañaba el orgullo. La madre estaba tan distraída admirando a su hija recién nacida que no se dio cuenta de que su marido no las estaba llevando a casa.

Cuando el auto se detuvo, la mujer dejo de contemplar a su hija y observo su alrededor percatándose de que no era su hogar, sino la entrada a un bosque, por lo que miro a su marido muy confundida, ella no entendía que hacían allí y el hombre se seguía manteniendo tan serio y frio como una roca, lo que extrañaba mas a su esposa.

El hombre salió del auto y lo rodeo para abrir la puerta de su esposa y agarrarla del brazo sacándola del auto dejando a la pequeña sola en el, la pequeña en todo momento estaba en una sillita para bebes en los asientos de atrás mientras el hombre y su mujer discutían. La mujer no podía entender nada, ella no había sido infiel y su marido solo la incriminaba sin hacerle ningún caso.

La pareja ya había intentado tener hijos antes y en ningún intento lo conseguían, siempre acababan en abortos naturales o en falsos positivos lo que desesperaba a la pareja y los dos lo sabían. Por ello, la mujer rezaba día si y día también para que le otorgarán la posibilidad de tener un hijo y eso es lo que le contestaba a su marido en ese momento.

Su marido no le creía en ningún momento, el no era tan creyente como su mujer y no se creía que una deidad hubiera respondido a las plegarias de su mujer. Para el era absurdo y su mujer lo sabia, el no era creyente. 

El hombre la golpea con furia sin querer oír mas las escusas que decía su mujer y esta solo lloraba intentando explicarle. El no le prestaba atención y solo la agarro del pelo para arrastrarla al interior del bosque mientras la mujer se intentaba soltar con algo de temor.

Que le haría su marido? Seria capaz de dañarla por no creerla?...

La pequeña lloraba al notar la ausencia de su madre, estaba sola en aquel auto y ella podía notarlo, pero se quedo callada cuando de pronto su padre abrió la puerta donde se encontraba la pequeña y la miro muy serio. Su padre tenia la camiseta y las manos manchadas con un liquido espeso y rojo, además de que no lograba divisar a su madre por ningún lado. 

Su padre la cargo en brazos y la llevo al interior del bosque, la pequeña miraba a su alrededor con temor por lo que empezó a llorar provocando que la furia del hombre aumentara. Este se detuvo y la pequeña pudo ver a su madre tirada en el suelo llena de ese liquido rojo e inerte, además de que no tenia el color que tenia habitualmente por lo que la pequeña lloraba mas.

El hombre se acerco a un barranco que había a unos metros y maldiciendo y culpando a la pequeña de ser la causante de todo el mal que tuvo que provocar, estiro los brazos dejando ver a la pequeña la gran altura que tenia. Le culpo de la muerte de su madre y la acuso de ser una bastarda, pero la pequeña no entendía lo que ocurría, solo sentía un gran temor al ver la gran altura y la seriedad de su padre.

De pronto, la pequeña sintió como caía, causa de que su padre la arrojo al barranco, esta solo podía llorar por temor hasta que todo se volvió negro....

La pequeña quedo tendida encima de un arbusto y cuando llego la noche un gran brillo apareció delante de ella para mostrar a una mujer con los mismos rasgos que la pequeña. La mujer de tez blanca cargaba a la pequeña mientras la cura de cualquier daño que pudo recibir  y le tararea un poco. 

La recién nacida al final abre sus ojitos con varias lagrimas encontrándose con la sonrisa de aquella mujer que deslumbraba en toda aquella oscuridad, la pequeña no pudo evitar extender las manitas embelesada por su brillo. 

—Mi niña, que te han hecho?— mirando a la pequeña con ternura y se podía notar en sus facciones la preocupación que aquella niña le provocaba— Tranquila, te dejare en un lugar seguro— la pequeña la miro con curiosidad para percatarse de que ya no estaban en el bosque sino en un lugar muy diferente al que ella conocía, la mujer coloco a la bebe en una cesta y la dejo en la puerta de una casa para tocar la puerta— Recuerda mi vida, cuando te sientas mal, tu mama estará ahí para protegerte y cuidarte...— escuchaba en susurros la pequeña ya que la mujer ya no estaba y al mirar al cielo pudo ver como la luna brillaba con fuerza.

La puerta de la casa se abrió segundos después dejando ver a una mujer pelirroja y ojos verdes como esmeraldas, la mujer miro a la pequeña algo confundida pero la cargo en brazos mientras miraba a todos lados en busca de una respuesta. 

La mujer entro en la casa con la recién nacida para llamar a sus jefes algo preocupada y extrañada, la verdad es que no sabia que hacer con aquella niña y tal vez los de su profesión la podrían ayudar. Al colgar, un jet apareció en su patio, la pequeña lo miro con curiosidad y pudo divisar un logotipo algo distinguido, era un agila blanca rodeada de un circulo.  

La mujer entra en el jet para saludar al piloto, el jet despega y llegan a un portaaviones. La pequeña mira todo con curiosidad, nunca había visto algo parecido. Llaman a la mujer cuyo nombre es Natasha y está se acerca a un hombre con un parche y piel muy oscura.

El hombre mira a la pequeña algo curioso para luego mirar a Natasha quien le explica lo ocurrido.

— Bien, ella podrá quedarse, pero tú deberás cuidarla romanoff y cuando vayas a misiones se quedara con Hill— mirando a la mujer muy serio haciendo que está asiente para llevarse a la pequeña a una habitación.