Lazos Oscuros: El Amor Prohibido

𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟸: 𝚄𝚗 𝚙𝚊𝚌𝚝𝚘́ 𝚘𝚜𝚌𝚞𝚛𝚘

Después de haber explorado las profundidades de su pasión prohibida, Ari y Andrés se encontraban ahora en un territorio desconocido. El vínculo entre ellos se había fortalecido, y ambos estaban decididos a desafiar las barreras que separaban a los hombres lobos de los vampiros.

Ari: (Mirando fijamente a Andrés) ¿Qué estamos haciendo, vampiro? Esto va en contra de todo lo que conocemos, de todas las reglas impuestas por nuestras razas.

Andrés: (Tomando la mano de Ari con firmeza) Lo sé, lobo. Pero hay algo especial entre nosotros. Algo que trasciende las normas y convenciones. Podemos crear nuestras propias reglas.

Juntos, decidieron embarcarse en un peligroso camino, un pacto oscuro que desafiaría a las leyes de la naturaleza. Buscaron a aquellos que podían ayudarlos a mantener su amor y su conexión intactos, sin importar las consecuencias.

Ari y Andrés se adentraron en las sombras de la noche, en busca de un poder antiguo y sabio. En un oscuro callejón, se encontraron con un enigmático hechicero, envuelto en túnicas negras.

Hechicero: (Mirándolos con ojos penetrantes) Veo el fuego ardiente de su amor y la sed de libertad en sus almas. Están dispuestos a desafiar incluso a los dioses por su causa.

Ari: (Con determinación) Estamos dispuestos a hacer cualquier cosa para estar juntos. Queremos unir nuestras vidas de una manera que trascienda las limitaciones de nuestras razas.

El hechicero, asintiendo con aprobación, les propuso un pacto. Uno que requeriría un sacrificio, pero que aseguraría su unión y protegería su amor de las fuerzas que intentarían destruirlo.

Hechicero: Para sellar su amor en los hilos del destino, deben ofrecer una gota de su propia sangre y beber la sangre del otro. Esto creará un vínculo eterno, inquebrantable.

Sin vacilar, Ari y Andrés aceptaron el pacto. El hechicero realizó un antiguo ritual, invocando fuerzas oscuras y entrelazando sus destinos en un lazo eterno. Los dos amantes intercambiaron sangre, sellando así su unión más allá de los límites de su propia naturaleza.

A partir de ese momento, Ari y Andrés se convirtieron en algo más que hombres lobos y vampiros. Eran una fuerza singular, unidos por un amor que desafió todas las expectativas y convenciones.