¿Amigos?

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Swiss despertó entre sábanas húmedas y con la respiración agitada. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que tuvo un sueño húmedo? ¿Meses? Años, tal vez.
Aún recostado en la cama, bañado en sudor, llevó una mano a su rostro y frotó sus ojos quitándose las lagañas para esclarecer su vista. No recordaba mucho del sueño y no había una imagen clara, solo sensaciones. Unas manos que lo recorrían y tocaban en dónde más placer le daba y una lengua que lamía toda piel a descubierta.

Suspiró, luego de tomarse unos minutos para solucionar el problema que se elevaba debajo de las sábanas, y se levantó de la cama para darse un baño.
Mientras estaba en la ducha, sus nervios se dispararon al recordar que ese día tendría ensayo con la banda y que, por el bien de todos, era mejor que ponga en práctica los consejos que Cirrus le había dado: estar más suelto, integrar su instrumento a su rutina, dejarse llevar. Decirlo parecía fácil pero, para alguien como Swiss, con problemas para manejar la atención, iba a ser difícil.

Durante el mandato de Papa Emeritus II, "cuartos de recreación" fueron construidos en el templo. Estos cuartos no eran más que salas comunes en dónde él y las Hermanas Del Pecado se reunían para hacer «tertulias», como a él le gustaba llamarlas.
Luego de cumplir su tiempo en escena y cederle el puesto a Papa Emeritus III, los cuartos de recreación se convirtieron en espacios para los ghouls, ya que, si bien ambos hombres compartían interés por la pasión carnal, la líbido del tercer Papa era menor a la del segundo, por lo que no le vió interés en mantener tales habitaciones, o el uso que se les daba. Por lo tanto, ciertos cuartos fueron adecuados para cumplir con distintos propósitos. Uno de ellos, fue el de generar un ambiente en el que los ghouls pudieran generar vínculos entre ellos, bajo la excusa de que "pueden sentirse solos" y "es importante que se conozcan mejor y se lleven bien".
Allí era donde los ghouls de la banda estaban pasando el rato aquella mañana.
Swiss oía claramente como todos se reían y no pudo evitar desear tener ese sentimiento de pertenencia para con el mundo terrenal que sus compañeros parecían tener.

—Buenos días —saludó Swiss al cruzar la puerta.
Todos voltearon a verlo.
—¡Ahí estás! —exclamó Cirrus—. Finalmente. ¡Oigan, todos! Él es Swiss —con una sonrisa, Cirrus presentó al ghoul ante el resto del grupo.
—Nos vimos ayer... —dijo Mountain, frunciendo el ceño, aunque nadie pudo verlo pues su rostro, al igual que el de los demás se ocultaba detrás de una máscara.
—Son unos maleducados —Cirrus fingió ofenderse—. Ninguno de ustedes se presentó como corresponde. Amargados.

Cirrus se ganó unas risas por parte del resto. Pronto, los ghouls se acercaron a Swiss y se presentaron. Mountain lo saludó cordialmente, seguido de Rain, quien, con una sonrisa, lo saludó como si fueran viejos amigos.
Aether se presentó tomando un poco de distancia pero, luego de hablar por unos minutos, la calidez con la que le hablaba le hacía sentir que fueran amigos de toda la vida. Y Cumulus, mencionada por Cirrus la noche anterior, se presentó con una sonrisa de oreja a oreja, genuinamente contenta de conocerlo.

—Parece que todos ya se conocen muy bien —le susurró Swiss a Cirrus cuando ya todos habían vuelto a sus conversaciones anteriores.

—Es que estuvimos más tiempo juntos. Ya habíamos comenzado a ensayar cuando el Cardenal decidió que se necesitaba otro corista o no habría forma de tocar Prequelle en vivo.

La conversación se dio por terminada cuando el ghoul que faltaba entró a la sala, dando un saludo general, mientras encendía un cigarrillo.

—Ah, Sodo, veo que ya despertaste —Aether vio las ojeras del más bajo y rió—. A no ser que otra vez no hayas vuelto a dormir.

—Cállate. Es muy temprano para que me reproches eso —Sodo dió una calada al cigarrillo y volteó a ver de reojo a Swiss, quien hablaba alegremente con Cirrus y Cumulus. Ésta última lo notó y redirigió la atención del ghoul.

Una Noche MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora