Bandit y Chilli estaban sorprendidos cuando Brandy les llamo para decirles lo que había pasado. Las niñas estaban obviamente confundidas, pues no sabían con exactitud sobre que era la adopción, pero eso no les importó mucho pues tenían a alguien nuevo para jugar.
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El proceso de adopción fue algo tedioso pero fue sorprendentemente rápido, para las leyes Australianas. Pero cuando tuvo al bebé en sus brazos, ella fué por primera vez feliz, algo que Chilli notó y no podía mas que ser feliz por su hermana, su mayor anhelo se habia hecho realidad.
-Te llamaré Johnatan- dijo Brandy. -Eres muy lindo mi pequeño solecito-
Johnatan rió. Brandy sonrió y aunque él no era su hijo biológico ella sentía un profundo amor por él. Por fin el Sol había disipado las nubes oscuras de su vida. Se prometió a si misma que iba a ser la mejor madre para Johnatan. Era una promesa que le habia hecho a la madre biologica del pequeño.
Los primeros días con su hijo fueron bastante difíciles. Gracias al cielo que su hermana le ayudo con algunas cosas del bbé. Ella obvio que se sentía molida para el final del día, pero ver al bebé le daba fuerzas extra para seguir
Y así paso un año. Brandy estaba radiante, su rostro lo reflejaba. Pero todavía había algo que le hacia falta, un esposo. Aunque Brandy realmente creia que podia cuidar muy bien a su hijo sin ayuda de nadie, ella no podía dejar de pensar que dejó descuidada esa parte de su vida.
-Brandy, no trates de tener todo de golpe- dijo Chilli. -No olvides que tienes un bebé y debes estar ahí para él-
Chilli tenia razón, todo vendría a su tiempo. Y mas que nada, debía ser feliz por su ngelito. Mientras pensaba en esto, algo captó su atención. Johnatan. Estaba caminando. Él solo.
Los ojos de Brandy se llenaron de lagrimas. Lagrimas de felicidad. Su niño ya podía caminar él solo.
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