12.

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a la mañana siguiente, jaehyun aparece a primera hora en la clínica.

casi no pudo dormir, al menos solo concilió el sueño por unas tres horas.

de alguna manera, también se siente fuera de lugar. como si no debiera estar allí.

pero no puede evitarlo, así que lo hace.

por cierta razón, no se atreve a despertar a juyeon. quizás no pretendió que lo notara, pero evidentemente lo estaba ignorando.

jaehyun supuso que el menor podría haberse molestado por no decirle de la situación en el mismo momento, pero él jamás se lo habría ocultado con malas intenciones.

a todos nos viene bien un poco de contención. también le hubiera gustado tenerla.

— eunchae... despierta. — toca muy suavemente el hombro de la mencionada, tan delicado como si tuviese miedo de hacerlo.

y lo tenía.

si a sus ojos juyeon era alguien frágil, entonces eunchae sería un cristal colgando de un hilo.

ella se sacude en su lugar, lentamente despertando, balbuceante.

— ¿ma... mamá? — cuando logra abrir los ojos, trata de sonreír al notar a jaehyun con un café en su mano, extendido hacia ella en realidad. — oh... hola, jae. ¿qué pasó? ¿hay noticias?

— hablé con el doctor antes de despertarte y dijo que tu madre está estable. que... pueden pasar a verla si quieren, pero no los dos al mismo tiempo.

— ¿de verdad? — jaehyun cree romperse al ver el brillo en los ojos de eunchae, pero sabe que no puede permitirse demostrarlo. — quiero ir a verla.

— ven conmigo. — extiende su mano libre para que la menor pueda apoyarse en él, y le costaba entender como ella tomando su brazo lo hizo sentir un calor muy bonito en su corazón dentro de todo lo negativo de la situación.

jaehyun la acompaña hasta la recepción para que puedan conseguirle una enfermera que la lleve. en medio de la espera, él decide preguntar. — tú... ¿crees que deba irme?

— no, ¿por qué?

— juyeon no habló conmigo en toda la noche. estoy preocupado de estar siendo un estorbo en este momento.

— no. — lo niega en una palabra, rotunda. —  aunque nunca va a decirlo en voz alta, pero él te necesita.

— ¿y qué puedo hacer?

— habla con él cuando despierte. tendrá que escucharte.

y sin más, la menor se fue con la enfermera.

se sentía como en una película.

un ambiente tan lúgubre y lleno de presión que era fácil sentirse sin aire dentro de esa habitación.

el sonido del monitor de los signos vitales, al menos, no era tan desesperante.

sonido. pausa. sonido. pausa.

siente que su mundo se detiene cuando ve a su madre atada —por decirlo de alguna manera— a un montón de cables.

su respiración se acumula en su garganta, una mano apretando duramente en su corazón.

trata de tocar, pero el temor en sus manos le dice que si se acerca demasiado podría hacer algo malo.

pero debe intentarlo. su madre debía intentarlo.

— mamá...

se voltea hacia el sillón, y ahí está. su preciado y —ahora— frágil amor.

chocolates & faints ♡ (  jujae  ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora