Prólogo

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Una luz blanca más brillante que cualquier estrella que haya observado alguna vez en aquellas tranquilas noches de verano.

Miércoles 11 de enero de 2023. Hace poco que habíamos comenzado la segunda evaluación, me encuentro en 1o de Bachillerato en mi instituto. Las subidas de nota y recuperaciones se encontraban a la vuelta de la esquina, y tanto el miedo, el estrés y la tensión se notaban en el ambiente como una peste asfixiante.

Lo lamento, no me he presentado. Mi nombre es... bueno, no es importante en verdad, solo quedate con que más adelante me llamaran de muchas maneras diferentes, apodos sobre todo, entre ellos el nombre de "Grou".

Era clase de dibujo, me encontraba aprendiendo acerca de lo típico que se aprende en dibujo, líneas y puntos. En este caso al menos era más interesante ya que se trataba del teorema de Tales, pero no hablemos de eso, que nos desviamos.

¿Qué clase nos toca ahora?

Era Kini, mi compañero de clase y amigo desde infantil que se suele sentar a mi derecha en estas clases.

¿Ahora? Vamos al comedor

Ya, ya, ¿y después?

Creo que drama

Fue una conversación corta pero agradable, lo típico que suele surgir entre 2 compañeros de clase.

Luego de esa breve plática, me dirigí a la ventana. El aula de dibujo tiene una vista casi perfecta al parque de enfrente del colegio y a las pistas donde se suele hacer educación física. El viento estaba tranquilo y si uno se concentraba era capaz de escuchar a los pájaros cantar. Dí un pequeño, minúsculo, microscópico parpadeo para limpiar mis ojos y se fue, todo. Los árboles, las pistas, los alumnos jugando fuera, los edificios del fondo, los columpios, los pájaros cantores que mencione antes, todo se había esfumado y había sido sustituido por un espacio blanco y brillante, tanto que te podía dejar ciego de tanto observar.

El miedo se apoderó de mí, como un vil espectro de una película de terror, y decidí hacer lo que cualquier persona corriente habría hecho, ser presa del pánico. Fuí a avisar al resto de lo que estaba sucediendo en el exterior, pero, sorpresa, Kini se encontraba igual que yo y se me adelantó.

¡QUE MIERDA HA PASADO! - Gritó, lo digo por si las mayúsculas y los signos de exclamación no son suficientes para que se note.

Solo le dió tiempo a gritar aquellas palabras ya que en menos de un segundo, plas, se desvaneció delante de nuestros ojos, desapareció al igual que todo lo que había fuera y solo quedaron unos restos de partículas blanquecinas, parecía ceniza, pero era más clara.

La gente comenzó a gritar y a montar un escándalo, los gritos procedían también desde más allá del pasillo así que deduje que este fenómeno no solo estaba ocurriendo en mi clase.

Poco a poco todos se iban marchando como si el viento se los llevara, hasta que me tocó a mí. Miré mis manos, estas parecían desintegrarse, era mi final. Vi una luz blanca, incluso si cerraba los ojos seguía ahí, esa luz que quemaba con solo verla, una luz blanca más brillante que cualquier estrella. Traté de calmarme y dejarlo ir, ya no había marcha atrás con esto.

En mis últimos momentos en este mundo, pensé en mis amigos y familia. Si, todos mis amigos quienes más adelante también tendrán nombres distintos, tales como Drako, Atómico, Kaizen, Kini... Si, Kini no se dio muchas vueltas a la hora de elegir nuevo nombre. Vaya, ahora que me fijo, si que tengo amigos, y yo toda mi vida sintiéndome como un solitario asqueroso, bueno, que me salgo de nuevo del tema.

La gente que me importaba y apreciaba, nunca más los volvería a ver. Y así, de esa forma, me desvanecí al igual que el resto.

El Emisario de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora